Correr está muy de moda, ¿verdad? Las carreras a veces extenuantes y el pedaleo sudoroso en los cubículos de los gimnasios (spinning) inundan las redes, incluso en forma de consejo.

Miles de personas, vestidas de diferentes formas —con menos ropa, más ropa, audífonos, música, pomos con agua—, emprenden la travesía durante varios minutos y hasta horas cada jornada. Eso sí, no hace falta una equipación especial.

Sin embargo, muchos profesionales de la salud prefieren que caminemos, sobre todo si no gozamos de una condición física excelente. Y es que caminar pide menos a las articulaciones, pero si se hace a buen ritmo produce todos los beneficios de una actividad aeróbica.

Beneficia desde la disminución del dolor de las articulaciones hasta evitar problemas cardiacos y vasculares, pasando por la obesidad, el estrés o la depresión.

Fortalece el corazón, la circulación sanguínea, la postura corporal, controla el peso, conserva la memoria, los huesos se hacen más resistentes, aumentando la densidad ósea, tonifica los músculos —las piernas se tornean y se fortalecen los glúteos, los músculos de la espalda, el abdomen y los brazos—, mejora el humor, reduce el azúcar, estimula la inmunidad, favorece el sueño e incluso alarga la vida.

De ahí la necesidad de que la caminata no quede solo en la ayuda para bajar de peso y perder panza. Podemos empezar con pequeños paseos y al tiempo planear rutas e ir poniendo distintas metas.

Estos beneficios ocurren cuando el individuo camina, por lo menos, de dos horas y media a cinco semanales, con una intensidad de moderada a intensa. Y no importa si se realiza de mañana, por la tarde o por la noche, aunque es mejor evitar horarios más cálidos (como entre las 11:00 am y las 02:00 pm).

Es importante saber que caminar en ayunas no es favorable para la salud, porque puede causar mareos, náuseas y desmayos, ya que el organismo puede que no tenga suficiente azúcar en la sangre para la actividad física.

Lo ideal es la ingestión de una comida ligera antes del ejercicio, que incluya carbohidratos y frutas, por ejemplo, evitando alimentos muy voluminosos que hacen sentirse incómodo al caminar.

Como diría un amigo: mucho control, todo en exceso hace daño.

Mantener los cuidados al caminar, o sea, con la ropa, el horario y la alimentación, ayudan a prevenir problemas de salud como lesiones, deshidratación, insolación o quemaduras solares.

Es evidente, relacionando temas, que los adultos no caminan tanto como debieran y esta cifra va en aumento a medida que pasa el tiempo, pues el desarrollo de la tecnología ha hecho las labores más fáciles, pero menos saludables.

Quizás hoy, al leer, usted busque un lugar tranquilo y con un buen paisaje para caminar, aunque el diarismo del cubano detrás del mercado, por ejemplo, apresura el paso, con una intensidad de moderada a intensa. ¡Qué caminata si te bajas del ómnibus tres cuadras antes de llegar a tu casa!

Claro está, no es suficiente deambular por ahí como de costumbre; lo mejor es dedicarle unos minutos todos los días, conscientemente, sin distracciones y consiguiendo cada vez un mejor ritmo. Empecemos hoy.

(Tomado de Adelante digital)