Avance Talibán confirma derrota anunciada de Estados Unidos

Kabul, 14 ago.- Más de la mitad de las 34 provincias de Afganistán cayeron en manos de los talibanes, quienes elevaron a 18 las puertas derribadas de capitales locales en la veloz ofensiva desatada desde inicios de mayo.

 

Los importantes centros de Kandahar, Helmand, Herat, Badghis, Gaur, Logar, Zabul y Uruzgan cayeron en poder de los grupos armados del Talibán, indicó la agencia de noticias afgana The Khaama Press.

La toma de Kandahar, segunda ciudad de Afganistán, fue culminada tras un bombardeo de ocho días, lo cual dejó solamente a Kabul y algunos otros territorios en manos del gobierno.

Hay otras regiones como Paktiya y Vardak donde las fuerzas gubernamentales sólo controlan las capitales provinciales, mientras que los talibanes reinan en el resto de la geografía de esas zonas.

En Herat, el antiguo líder yihadista Ismail Khan, el viceministro del Interior Abdurahman Rahman, el gobernador Abdulsabor Qani, el comandante del cuerpo Zafar del Ejército Nacional Afgano y el jefe de la oficina local de la Dirección Nacional de Seguridad se entregaron a los extremistas.

La provincia de Lawgar, a sólo dos horas del Palacio Presidencial, fue escenario del cruento conflicto entre los talibanes y las Fuerzas de Seguridad y Defensa Nacional en Pul-i-Alam.

Mientras, el gobernador de Uruzgan dijo que la población le pidió que no persistiera para evitar la muerte de más gente ni tampoco se causaran daños a la ciudad.

Un día antes, el jefe de Ghazni entregó esa plaza a los talibanes y fue detenido por el gobierno en Vardak cuando se dirigía a Kabul.

Entre tanto, el Pentágono está trasladando a tres mil infantes de marina y soldados a Afganistán y otros cuatro mil hombres a la región para evacuar a la mayoría del numeroso personal de su embajada y a los ciudadanos estadounidenses.

Por su parte el Ministerio de Defensa del Reino Unido anunció el envío de 600 militares a Afganistán para ayudar a los ciudadanos británicos a abandonar ese país ante el ‘rápido deterioro de la seguridad’.

En 2001, la coalición dirigida por Estados Unidos derrocó a los gobernantes talibanes de Afganistán tras los atentados terroristas en Nueva York, Washington y Pensilvania del 11 de septiembre, que llevaron a la Casa Blanca a apuntar hacia el país centroasiático.

Siguieron 20 años de ocupación y operaciones militares, tras lo cual Estados Unidos y sus aliados supervisaron elecciones y reforzaron las fuerzas de seguridad afganas, pero los talibanes siguieron sus ataques y ahora mientras las fuerzas estadounidenses se retiran recuperan cada vez más la mayor parte del país.

Pero en realidad, desde los acuerdos de 2020 en Doha entre la administración de Donald Trump y el talibán, expertos del tema como el analista de África, Medio Oriente y Asia Central Guadi Calvo atribuyeron el pacto a una forma de salvoconducto para que Estados Unidos pudiera retirarse sin tener que repetir la humillante escena de la caída de Saigón en la guerra contra Vietnam en 1975.

La ofensiva de los muyahidines parece que se coronará en poco tiempo sobre Kabul y devolverá el país a un gobierno talibán, después de derrotar en una guerra de 20 años a la coalición bélica de Estados Unidos y la OTAN.

Las dos décadas de hostilidades en Afganistán significaron 2,26 billones(millón de millones) de dólares de gastos militares para los contribuyentes de Estados Unidos (110 mil millones de dólares de promedio por año).

Asimismo, tres mil soldados estadounidenses muertos y otros 30 mil heridos, y la pérdida de la vida para 150 mil civiles afganos y millones de personas desplazadas y refugiadas.

Hasta el momento, los talibanes controlan del 60 al 85 por ciento de Afganistán, según fuentes diversas, incluidos territorios considerables de la frontera del país con Irán, China, Pakistán, Tayikistán y Turkmenistán. (Prensa Latina)