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Agencia de Energía Nuclear y Tecnologías de Avanzada en Cuba: Un pilar en la transición energética

A lo largo de estos 30 años, la agencia ha pasado por un proceso de continua transformación, integración e innovación, lo que le ha permitido incorporar diversas instituciones que hoy la conforman, afirmó al intervenir en el espacio televisivo Mesa Redonda, Gladys López Bejerano, presidenta de AENTA.

“Estas instituciones son muy específicas en los campos de acción que desarrollan, pero a la vez diversas, cada una con un alcance nacional en los proyectos y servicios que ofrecen”, dijo.

De acuerdo con la especialista, este proceso ha sido un reto importante para todo el sistema, “ya que hemos tenido que aprender a integrarnos y a consolidar el trabajo entre todos”.

“Esto también nos ha dado la oportunidad de ampliar la presencia de los centros y de que los resultados de sus servicios e investigaciones sean más integradores, tributen a las necesidades identificadas, a partir de la interacción con los diferentes organismos de la Administración Central del Estado, autoridades reguladoras, institutos y otros actores económicos”, apuntó López Bejerano.

“Quiero resaltar que el principal actor de todos estos resultados, que nos permitirá cumplir las misiones de la agencia, es el colectivo de trabajadores que la integran”, sostuvo la directiva.

Agregó que este colectivo ha sido fundamental para ofrecer servicios y productos, desarrollar proyectos y mantener la vitalidad en las condiciones en las que opera la agencia.

Se caracteriza—enfatizó— por su profesionalidad, compromiso y sentido de pertenencia hacia la excelencia científica. “Hoy, la agencia cuenta con 1 357 trabajadores, el 70% de la plantilla aprobada; de ellos, el 70% son personal técnico, el 56% son mujeres, un 23% tiene grado científico y un 37% tiene categoría científica”, dijo.

“Es importante señalar que solo tenemos un 19% de trabajadores menores de 35 años, lo cual constituye un reto para nuestra organización. Buscamos las vías y acciones posibles para atraer jóvenes a nuestro sistema que puedan dar continuidad a la labor que realizamos y enfrentar los retos futuros”, apuntó.

López Bejerano informó que los 12 centros que integran la agencia están catalogados como entidades de ciencia, tecnología e innovación. Cuatro de ellos son centros de investigación, mientras que el resto son centros de servicios científicos tecnológicos. “Organizamos nuestra actividad a través de la ejecución de proyectos, servicios científicos tecnológicos y producciones especializadas con alto valor agregado”, dijo.

“Cumplimos con 26 servicios científicos tecnológicos por encargo estatal. Entre ellos se encuentran sistemas de vigilancia de alerta temprana, que incluyen vigilancia sismológica, de tsunamis, vigilancia radiológica ambiental y de alimentos. Por lo tanto, la cartera de servicios y productos que desarrolla la agencia es muy diversa y abarca todos los sectores de la economía, contribuyendo a la generación de soluciones para los problemas que enfrentan estos actores y apoyando el cumplimiento de requisitos regulatorios”, refirió.

Foto: Facebook/AENTA.

Además, esta actividad se realiza bajo el sistema de ciencia, es decir, la actividad de proyectos, investigación e innovación juega un papel fundamental, respaldado por el sistema de programas y proyectos del país, con colaboración internacional y bilateral, que es crucial para acceder a tecnología y para la formación de nuestro personal, abundó.

Hoy, los colegas que me acompañan en la mesa abordarán temas de energía, técnicas nucleares en sus diversas aplicaciones, así como nanociencias y nanotecnologías, apuntó.

“También quiero mencionar la actividad de otras instituciones del sistema que se desvían de este campo, como el Instituto de Información Científica y Tecnológica (IDICT), que opera en 12 provincias a través de centros de información y gestión tecnológica, y que es un actor importante en el sistema de información científica y tecnológica y en la implementación de un sistema de gestión gubernamental basado en la ciencia, la tecnología y la innovación”, señaló.

Este instituto tiene además dos encargos estatales fundamentales que la población conoce: la enciclopedia colaborativa Ecured y el Observatorio científico tecnológico. También cuenta con publicaciones científicas electrónicas, dijo.

“Otro de los centros que nos acompaña representa las ciencias básicas, junto con el Centro de Estudios Avanzados de Cuba, conocido como el Instituto de Cibernética, Matemática y Física, que tiene un gran prestigio nacional. En los temas que aborda, este instituto destaca en la producción científica, formación de personal y trata temas como procesamiento digital de imágenes y soluciones numéricas. Es relevante destacar que han logrado introducir aplicaciones en diferentes sectores, incluyendo la salud”, apuntó.

“Queremos resaltar que el Centro de Gestión de la Información y Desarrollo de la Energía tiene el encargo de ser miembro del sistema nacional de información nuclear y cuenta con la unidad técnica de ozono, que se encarga de promover, desde el punto de vista técnico, la protección y eliminación de sustancias que agotan la capa de ozono. Los centros también se caracterizan por gestionar dos programas nacionales y tres programas sectoriales, lo que permite una gran interacción con todos los actores de la economía y las instituciones de ciencia y empresa en los territorios. Actualmente, gestionamos 130 proyectos en todo el sistema”, detalló.

López Bejerano destacó además la colaboración internacional que mantiene la agencia con organismos internacionales que marcan la pauta en energía nuclear y sus aplicaciones, siendo la mayoría de nuestros centros nucleares parte de esta red, además del acuerdo regional de cooperación para promover la ciencia y la tecnología en América Latina y el Caribe. “Esta colaboración ha sido el soporte del desarrollo de varias de nuestras instituciones. Otras agencias de las Naciones Unidas facilitan esta colaboración, así como la bilateral. Estamos marcando acciones con Rusia, a través de la empresa Rosatom y el Instituto Unificado de Investigaciones Nucleares, con el cual estamos llevando a cabo diversas acciones”, destacó.

La transición energética como prioridad

El doctor en Ciencias Alfredo José Curbelo Alonso, investigador titular del Centro de Gestión de la Información y Desarrollo de la Energía, CubaEnergía, destacó que de los 12 centros que integran AENTA, hay tres que aportan soluciones al tema de las energías renovables. Foto: Portal Cuba.

El doctor en Ciencias Alfredo José Curbelo Alonso, investigador titular del Centro de Gestión de la Información y Desarrollo de la Energía, CubaEnergía, destacó que de los 12 centros que integran AENTA, tres aportan soluciones al tema de las energías renovables.

“El primero que hay que mencionar es el Centro de Investigación de Energía Solar (CIES), ubicado en Santiago de Cuba. Este centro es el decano de las instituciones dedicadas a la investigación en energías renovables. Fue creado en 1984, gracias al trabajo del Comandante en Jefe, Fidel, en el marco del Fórum Nacional de Energía, un movimiento nacional que surgió en esa época”, dijo.

En el caso del CIES, agregó Curbelo Alonso, es significativo mencionar la experiencia que iniciaron en 1997, cuando instalaron, con ayuda de la cooperación internacional, una red fotovoltaica autónoma para una comunidad llamada Santa María del Loreto.

“Hoy, esa red sigue funcionando y fue modernizada el año pasado con el apoyo de una organización no gubernamental española. La explotación de esa red ha proporcionado aprendizajes muy importantes. Además de los temas fotovoltaicos, el CIES ha realizado trabajos significativos con bombeo eólico y diferentes modelos de aerogeneradores. En aplicaciones de solar térmica pasiva, desarrollaron secadores solares para madera y plantas, convirtiéndose en un centro de alto impacto y un referente en electrificación rural en la región oriental del país”.

El otro centro vinculado a la zona oriental es el Centro de Aplicaciones Tecnológicas para el Desarrollo Sostenible (CATEDES), que se encuentra en la ciudad de Guantánamo, dijo.

De acuerdo con el especialista, sus aportes más relevantes incluyen la producción de biodiésel a partir de aceites no comestibles. Han logrado establecer una cadena completa que va desde las plantaciones de Jatropha curcas, conocida como piñón de botija, hasta las plantas industriales que transforman ese aceite en biodiésel, demostrando su uso efectivo en maquinaria agrícola. Hoy, realizan un trabajo importante incorporando soluciones de energía renovable en todos sus proyectos vinculados al desarrollo local, refirió.

“En cuanto a nuestro centro, el Centro de Gestión de la Información y Desarrollo de la Energía (CubaEnergía), se creó en 2001 y es el resultado de la integración de diversas instituciones y grupos de investigación en temas de información y energía renovable. Realizamos dos tipos de actividades: una vinculada a la gestión en el marco del sistema de programas y proyectos, y la otra relacionada con la transferencia de tecnología”, explicó.

“Coordinamos el Programa Nacional de Ciencia, Tecnología, Innovación y Desarrollo Energético Integral y Sostenible. Este programa cerró su primer ciclo entre 2021 y 2023, ejecutando y finalizando exitosamente 24 proyectos con la participación de 11 instituciones, incluyendo siete universidades. El estado, a través del presupuesto, ha aportado una cantidad significativa, con un promedio anual de alrededor de 20 millones de pesos. Esto ha permitido obtener resultados importantes y actualmente se trabaja en establecer mecanismos que faciliten la transferencia a la aplicación práctica”.

La otra área de actividades de CubaEnergía en el tema de energía renovable está vinculada a la transferencia de tecnología, dijo.

“Nos enfocamos en identificar tecnologías desarrolladas en otros países y en explorar las oportunidades de aplicación en Cuba, con un enfoque en resolver problemas específicos, apoyados por la colaboración internacional y organismos nacionales”, dijo.

Curbelo Alonso mencionó que un caso de éxito es una planta inaugurada en 2019, que técnicamente es una planta de gasificación de cáscaras de arroz en los molinos secaderos del municipio Los Palacios, en Pinar del Río. Esta tecnología de origen indio convierte la cáscara de arroz en un gas combustible.

“Hoy, todo el arroz de Los Palacios se seca sin utilizar diésel, y la planta también tiene el potencial de generar la electricidad que consume. Desde 2019, la planta ha funcionado de manera sostenida, permitiendo al país sostener la producción de arroz en condiciones difíciles, y puede extenderse a otras industrias, como la de materiales de construcción”, comentó.

“En 2023, inauguramos en el centro lo que consideramos una de las primeras microredes de generación de electricidad con fuentes fotovoltaicas. Esta microred permite integrar un grupo electrógeno, un aerogenerador y otras fuentes de generación de electricidad disponibles. Es híbrida, ya que puede entregar electricidad a la red y, cuando se pierde el sistema eléctrico, las baterías acumuladas permiten mantener el servicio eléctrico. Actualmente, más del 70% de toda la electricidad consumida proviene de esta microred, asegurando el servicio del sistema informático del centro y los servidores, que son críticos. Vemos muchas oportunidades para asegurar la estabilidad de sistemas críticos en la industria, evitando la pérdida de materias primas en proceso y acumulando electricidad para cerrar ciclos de producción”, sostuvo.

El tercer caso que el especialista mencionó es un proyecto de economía circular, realizado con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).

Este proyecto, conocido como “Moringa”, ha permitido convertir los residuos de la cosecha de hojas de moringa en pellets, un material combustible de alta calidad. Se inauguró una planta industrial con capacidad de 100 kg por hora. Estos pellets se utilizan en calderas que funcionan como combustible, permitiendo el secado sin electricidad, dijo.

“Hoy, estamos concentrados en la transferencia de tecnología de los quemadores de pellets, que pueden sustituir a los quemadores de diésel y gas. Estamos trabajando en un proyecto para panaderías, buscando convertirlas en energéticamente autónomas, así como en un proyecto para convertir calderas de diésel en calderas que utilicen estos quemadores de astillas de madera. También hemos iniciado un grupo de trabajo en el sector pesquero, introduciendo energía fotovoltaica y solar térmica, y hay un proyecto importante con el Ministerio de Turismo en el campo de las energías renovables, principalmente energía solar”, refirió.

Este esfuerzo ha sido conjunto, con un equipo de jóvenes bien preparados y muy trabajadores. Hemos contado con la colaboración de varios ministerios, como el de Energía y Minas, Agricultura, Industria Alimentaria, y Turismo, así como de sus grupos empresariales. La colaboración con universidades, como el Instituto de Ciencias y Tecnologías Aplicadas de la Universidad de La Habana, la Estación Experimental Indio Hatuey y la Universidad de Zaragoza, ha sido fundamental. La colaboración internacional también ha sido clave, no solo con la AECID, sino también con el PNUD, la FAO y diversas organizaciones no gubernamentales que nos han apoyado.

“Este es nuestro pequeño aporte a la transición energética del país”, afirmó.

El Dr. Gonzalo Walwyn Salas, Director del Centro de Protección e Higiene de las Radiaciones (CPHR), explicó que, lejos de ser un campo obsoleto, la energía nuclear en Cuba se diversifica en seis centros especializados. “No solo producimos radiofármacos para diagnóstico y terapia, sino que exportamos a Latinoamérica”, destacó, refiriéndose al Centro de Isótopos.

Entre las aplicaciones más relevantes, mencionó la esterilización de medicamentos, el desarrollo de kits liofilizados para estudios biomédicos y el uso de técnicas isotópicas en estudios ambientales, como los que realiza el Centro de Cienfuegos, reconocido por el Organismo Internacional de Energía Atómica y el desarrollo de radioisótopos para sanidad vegetal y animal.

“Garantizamos seguridad con vigilancia radiológica en trabajadores y monitoreo de alimentos importados/exportados”, añadió el Dr. Gonzalo, subrayando el rol del Centro de Protección e Higiene de las Radiaciones (CPHR), que celebra cuatro décadas.

En el ámbito agrícola, los radioisótopos cubanos han contribuido a la sanidad vegetal y animal, apoyando campañas nacionales como la lucha contra el virus de inmunodeficiencia en el ganado. Además, el CPHR, que celebra cuatro décadas de labor, garantiza la seguridad radiológica en sectores productivos y monitorea alimentos de importación y exportación. “Nuestros laboratorios están acreditados internacionalmente, lo que da credibilidad a las mediciones”, explicó el Dr. Gonzalo.

Por su parte, el Centro de Estudios Avanzados (CEA), iniciativa impulsada por Fidel Castro en 2006, emerge como eje de la nanotecnología cubana. Su director, el ingeniero Hugo Avilio Gutiérrez Ezcurra, recordó: “En plena pandemia, desarrollamos un kit de extracción de ácido nucleico con estabilidad a temperatura ambiente, ahorrando 22 millones de dólares en 2021”. Este aporte les valió el Premio Nacional de Innovación Tecnológica.

Los avances del CEA no se limitan a la salud. En la agricultura, han creado un bioestimulante nanoestructurado para la caña de azúcar, actualmente en fase de pruebas a gran escala en empresas azucareras. En el sector energético, colaboran con el Centro de Investigaciones del Petróleo en proyectos de remediación ambiental y mejora de la calidad del crudo nacional. “Incluso en el tratamiento de aguas, trabajamos en membranas innovadoras”, agregó el Dr. Hugo, quien también destacó la gestión de 37 proyectos nacionales de nanociencia y el liderazgo en normas para una nanotecnología sostenible.

Los desafíos, sin embargo, persisten. Ambos expertos coincidieron en que el fortalecimiento del capital humano y la modernización de las estructuras científicas son prioritarios. “Necesitamos dinamizar la introducción de resultados en la economía”, señaló el Dr. Gonzalo. Por su parte, el Dr. Hugo enfatizó la importancia de mantener una plataforma colaborativa que integre a académicos, investigadores y sectores productivos.

Estos centros, símbolos de la soberanía tecnológica cubana, preparan celebraciones emblemáticas: el CENTIS festejará sus tres décadas en noviembre, mientras que el CEA conmemorará su sexto aniversario en julio, ocasiones que aprovecharán para presentar nuevos avances. “Es el futuro al que Fidel nos condujo: ciencia para salvar vidas y desarrollar la nación”, concluyó el Dr. Hugo, resumiendo el espíritu de una apuesta que trasciende laboratorios y se planta en el corazón de la sociedad cubana.

Mientras Cuba se prepara para celebrar sus avances en noviembre (aniversario del CENTIS) y julio (CEA), estos centros simbolizan una apuesta por la soberanía tecnológica. Como resumió el Dr. Hugo: “Es el futuro al que Fidel nos condujo: ciencia para salvar vidas y desarrollar la nación”.

“Lo principal es poder lograr mantener e ir renovando el capital humano y que necesita la agencia para los desarrollos futuros. Y la otra es transformar a nuestras instituciones hacia nuevas formas dinamizadoras de la ciencia que le permitan proyectarse más ampliamente en la introducción de sus resultados y llegar con mayor potencialidad a todos los campos de acción de la agencia” concluyó Gladys Mercedes López Bejerano, directora de la Agencia Nuclear y Tecnología de Avanzada. (Tomado de Cubadebate)