Acuicultura pinareña bajo los efectos de una cruenta sequía

PINAR DEL RÍO.—Después de haber logrado una estabilidad en el trabajo, con producciones que desde el 2008 superan las 1 500 toneladas anuales, la Empresa Pes­quera de Pinar del Río (Pescario) vive días aciagos.

 

La sequía ha sido tan violenta, que la presa Herradura no ha podido resistir. Las brigadas de la entidad han tenido que proceder a la pesca total del embalse o, para decirlo con pro­piedad, de los charcos que quedan de un acua­torio capaz de acumular hasta 58,3 mi­llo­nes de metros cúbicos de agua.

 

Un poco más al este, en la presa La Ju­ven­tud, la situación también es muy tensa. Con solo el 5 % del líquido que pudiera almacenar, ya no consigue entregar ni siquiera el ne­ce­sario para el funcionamiento de la estación de alevinaje y el cultivo intensivo de peces, ubi­cada próxima a ella, en el municipio de Los Palacios.

 

Ante la contingencia, ha habido que instalar bombas alternativas en un río cercano, para obtener algo de agua.

 

Jorge Triana Fernández, director general de Pescario, reconoce que el descenso simultáneo de los embalses, a causa de la prolongada sequía que sufre el territorio, ha provocado serios contratiempos durante las últimas se­manas.

 

“Tanto en las presas como en una parte de los estanques, hemos tenido que intensificar la captura, para aliviar la densidad de peces y evi­tar posibles golpes de oxígeno”.

 

En el caso de Herradura, ello implicó la pes­ca completa de un embalse que aporta anualmente unas cien toneladas de peces, pero que el año próximo no tendrá producción.

 

En tanto en La Juventud, la mayor de Vuel­ta­bajo, ha sido preciso sobrepasar en pocos meses los niveles de captura previstos para el 2015.

 

De 205 toneladas que se debían extraer durante los 12 meses, la cifra real ya supera las 250. Se trata de un incremento que no constituye en modo alguno un buen indicio, advierte Triana, y argumenta que la necesidad de extraer un volumen tan elevado de peces, compromete en esa misma medida el plan del 2016.

 

Cerca de allí, en los estanques para la cría intensiva de tilapias, también ha habido que reducir la biomasa, sin poder esperar a que lleguen al peso establecido.

 

“De momento, la principal prioridad es preservar el banco de reproductores, que nos permitan emprender la recuperación cuando comiencen las lluvias”, comenta el director de Pescario.

 

Para ello, explica que se hacen muestreos constantes de la calidad de la poca agua que se recibe de la presa, pues de 105 millones de capacidad, La Juventud hoy solo almacena cinco millones, y esto pudiera generar altas concentraciones de azufre y traer más complicaciones.

 

El trabajo en condiciones de supervivencia, impide iniciar nuevos ciclos para la obtención de alevines. Por tanto, la producción de la “semilla” de tilapia que sustentará los planes del 2016, depende del tiempo que dure esta situación.

 

Lo mismo sucede con cerca de cinco millones de larvas de ciprínidos (tenca, carpa y amura), que además de cubrir las necesidades de la provincia, se deben suministrar a otras entidades de La Habana y la Isla de la Juventud. De modo que el impacto de la sequía también afectaría de alguna manera a esos territorios, asegura Triana.

 

En términos productivos, todavía no se ha renunciado a las 1 794 toneladas pactadas para este año. De hecho, el nivel de captura supera en más de 220 toneladas lo que se había planificado hasta esta fecha.

 

Sin embargo, la aceleración del plan en un territorio sin la infraestructura necesaria para procesar y almacenar volúmenes tan elevados, ha obligado a buscar alternativas para tratar de conservar la mayor cantidad de picadillo posible. Es la única manera de po­der mantener la elaboración de hamburguesas, croquetas y demás surtidos tan demandados por la población en los próximos meses, cuando los niveles de pesca disminuyan.

 

Por ello, más allá de los números, hoy uno de los retos está en asegurar la materia prima para que la industria no se detenga.

 

Como si se tratara de una compleja partida de ajedrez, el director de Pescario explica que ante la contingencia, se mantiene el monitoreo constante de los acuatorios, y el movimiento de las brigadas de pesca de un sitio a otro, para aliviar la biomasa y evitar golpes de oxígeno.

 

Paralelamente, continúan las coordinaciones con otras empresas de la misma rama, que han estado apoyando con determinados insumos como el hielo, la transportación y el procesamiento de aquellas producciones que la industria pinareña no ha sido capaz de asimilar.

 

Aun así, el panorama es complejo, porque las medidas solo alcanzan a mitigar un tanto el problema, pero la solución dependerá de una lluvia que se resiste a caer.

Las operaciones pesqueras se mantienen para aliviar la biomasa y evitar golpes de oxígeno. Foto: del autor