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Abandonado a su suerte quedó hace 86 años Santa Cruz del Sur

Santa Cruz del Sur, 7 nov.- La cruz pintada de blanco que hace tiempo dejó de servir de guía a los pescadores pues sus bombillos al parecer se apagaron para siempre permanece inmóvil desde la base de concreto ancorada al litoral costero,  marcando con exactitud la altura a la que llegaron las aguas del mar al desatarse embravecido el huracán culpable de la destrucción del antiguo Santa Cruz de Sur.

El viento del sur lanza amasijos de sargazos por  encima del muro de cemento construido poco tiempo después de triunfar la Revolución Cubana. Vuelve el oleaje, sin implorar consentimiento, a penetrar distintas áreas del poblado La Playa, retirándole la tierra acumulada a restos de derruidas edificaciones.

Mientras las aves del entorno como gallinetas, polluelos y gaviotas sobrevuelan juguetonas dejándose acariciar el plumaje por la briza soleada.

Noviembre transita hasta ahora apacible a pesar de estar contenido en la temporada ciclónica. Pero en los primeros días del onceno mes de 1932 un meteoro de gran intensidad se dirigió a Cuba. Al fenómeno atmosférico le fue seguida la trayectoria desde el 2 de ese mes por Weather Bureau Washington, el Observatorio Nacional de la Isla, ubicado en Belén y meteorólogos aficionados.

Partes, notas, además circulares emitió el referido Observatorio a los gobernadores de las distintas instancias y periódicos de la época hace 87 años, advirtiendo el peligro.

La entrada del centro del huracán se produjo a las 10. 30 a.m  del  9 de ese período por La Punta de Macurije, situada a unos 88 kilómetros de la comunidad de pescadores, exponiéndola a los embates combinados de las perennes  ventoleras  y el mar de sur a norte.

La alta intensidad de los vientos cercanos al ojo del huracán se estimó por los especialistas en la materia, superiores a los 210 kilómetros por hora dando lugar a una sobre elevación media del mar que alcanzó los seis metros de altura. Sepultada quedó literalmente  la comunidad santacruceña. Por encima de los tres kilómetros las olas avanzaron terreno adentro.

Al estar rodeado de playazos, tener una configuración baja del terreno, la poca profundidad de su plataforma marina, el meteoro  tuvo el ¨caldo de cultivo¨ imprescindible para causar graves daños materiales, muertes y muchísimo desconsuelo a los sobrevivientes.

La mayor catástrofe natural de la historia de Cuba no estuvo exenta del  robo y el pillaje, sin embargo las autoridades gubernamentales a los distintos niveles le dieron la espalda a las vergonzosas acciones.

Falta de voluntad política en demasía tuvo el Presidente de la República Gerardo Machado al no enviar a tiempo el tren de auxilio solicitado. Errores de los que de igual manera fueron partícipes el Gobernador provincial y las máximas jerarquías locales. A lo anterior se unió la escaza o ninguna cultura meteorológica de los santacruceños a causa de los escasos medios de comunicación.

El monumento edificado a las más de tres mil víctimas, entre muertos, desaparecidos y supervivientes en un espacio de la zona del desastre, es un símbolo que señala la desesperación de infantes, adultos, jóvenes de ambos sexos y distintas edades que no pudieron salir con vida de la aciaga contingencia.

Los lugareños volvieron a levantar los domicilios a poca distancia del mar y a más de un kilómetro del litoral costero. El huracán Paloma el 8 de noviembre de 2008 echó abajo numerosas moradas en La comunidad La Playa y a otras afectó parcialmente, pero no pudo perjudicar en nada las vidas de sus moradores.

La Revolución Cubana, es un hecho palpable hace más de medio siglo, no deja a nadie abandonado a su suerte. Múltiples son las conquistas sociales  en esta comarca del sur camagüeyano. La alegría, la laboriosidad, la confianza de su gente en quienes los dirigen, la fidelidad a sus raíces son las mejores evidencias.

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