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Santacruceños rememoran el paso del huracán Paloma hace 17 años

Santa Cruz del Sur, 8 nov.- Este segundo sábado de noviembre trae remembranzas a los pobladores de Santa Cruz del Sur y fundamentalmente a los que residieron y aún viven en la comunidad de La Playa, área habitacional de potencial peligro cuando hay amenaza de un fenómeno hidrometorólogico. Se cumplen 17 años de los daños materiales causados por el huracán Paloma.

El ocho de noviembre del 2008 el mal nombrado meteoro, registrado como el décimoséptimo octavo huracán y quinto mayor de la temporada ciclónica del Atlántico afectó las Islas Caimán y  tocó tierra por Santa Cruz del Sur con vientos sostenidos de más de 190 kilómetros por hora en la categoría tres de la escala Saffir Simpson

“Yo vivía en La Playa con mis padres, mi hija y mi nieta. Paloma, por informaciones dadas por el Instituto de Meteorología, fue primero tormenta tropical y se convirtió en huracán al transitar por las aguas del Caribe, donde había mayor temperatura. Ese fue el alimento que acrecentó su potencia” comentó Eduardo Ernesto Sánchez Pérez.

Cuando comenzó la evacuación, la familia de Sánchez Pérez fue en ómnibus para la Universidad de Camagüey junto a otros vecinos.”Yo me quedé en la casa de un pariente, ubicada lejos del litoral costero. Luego me enteré de la grata conversación que tuvieron mis viejos Wilfredo y Elia Rosa con el General de Ejército Raúl Castro Ruz. Protejo con orgullo la instantánea de ese momento”, acotó.

El lugareño reside en el apartamento uno del edificio multifamiliar número 79. “Mi padres y mi hija fallecieron hace algún tiempo. Fuimos damnificados con apartamento”, señaló nostálgico, a la vez agradecido. Aquel huracán hizo mucho daño a la vivienda de madera que habitaron juntos y a varios de sus bienes, pero no pudo enlutar familia alguna.

Sabino Sánchez Castro y su esposa Virginia González Martínez vivieron en morada que perteneció a Pepelín Cañete. “Era una de las de mayor tiempo construidas en el poblado de La Playa. Nos sentíamos felices allí. Al despertarnos en las mañanas abríamos la ventana para ver el mar. Pero ese gran ciclón descontroló las olas y le dio tanta fuerza al viento que nos convirtió en pila de madera la casa”, narró el jubilado del sector pesquero.

Cuando al día siguiente el otrora playero vio tantas viviendas destruidas, lloró. Al  contárselo a su esposa también ella se entristeció. “Sabino recuperó la madera y levantó una facilidad temporal. En pocos meses nos entregaron un apartamento en el edificio 77. Desde ese instante somos mucho más felices. Nos sentimos como si estuviéramos en un palacio. Eso es gracias a la Revolución cubana”, manifestó la cónyuge.