La hora de la tierra en Granma
El llamado del Presidente Raúl Castro a “virarse para la tierra” genera debates, esperanzas y trabajo en la provincia de Granma, una de las potencias agrícolas de Cuba.
La cultura y la geografía del territorio, que incluye partes mayoritarias de la cuenca del río Cauto (la más extensa del país) y de la Sierra Maestra (la más alta), sustentan sus producciones de arroz, leche, frutas, miel de abeja, carnes, huevos, viandas, hortalizas, café y tabaco.
Dirigentes, científicos, técnicos, obreros y campesinos saben que la provincia puede aportar mucho más de lo necesario para alimentar a sus 835 mil habitantes, y cifras muy superiores a las de los últimos 20 años.
Los planes actuales, impulsados por las urgencias de una crisis planetaria sin precedentes, proponen satisfacer los reclamos coyunturales y encontrar la senda sustentable para obtener alimentos, necesidad básica permanente.
Ejemplo de que Granma puede reaccionar con eficacia, es la estrategia diseñada para el arroz, básico en la mesa cubana y en la posibilidad de reducir importaciones.
La propuesta prevé cosechar 86 mil quintales en el 2013, para igualar el récord anual obtenido en 1986, cuando el territorio producía el 30 por ciento del cereal del país.
Otra nota positiva llegó desde el municipio de Yara, cuyos arroceros excedieron en los primeros siete meses del ejercicio en curso, los 21 mil quintales, cifra no lograda en los últimos 20 años.
En la Unidad Básica de Producción Cooperativa 28 de Enero llevan 10 años con el título de Vanguardia Nacional por ser de las mayores y mejores productoras de viandas, granos y hortalizas. Su jefe, Glicerio Verdecia Salas, estima que las claves del éxito radican en la calidad del personal y la adecuada organización del trabajo.
Por su parte, las Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA) Primer Sóviet de América y Omar Rivero, reportan los más altos rendimientos agrícolas cañeros del país, superiores a 90 toneladas por hectárea, además de ser modelos de buenos dividendos en viandas, frutas y otros renglones.
La superficie cultivable granmense está calculada en 426 mil 564 hectáreas, pero a principios del 2009 las empresas estatales declararon ociosas 107 mil 800, de las cuales entregaron en usufructo 64 mil durante el primer semestre.
Mientras, las CPA calificaron como ociosas cuatro mil 574 hectáreas e iniciaron su venta al Estado.
Otra cifra indica que la región solo tiene regadío en el 16 por ciento de sus cultivos, de ahí que los funcionarios locales siguen mencionando esa pobre proporción entre las causas de rendimientos y producciones insuficientes.
Los tiempos que corren demandan mayor realismo en una zona que tiene avezados sembradores y criadores en llanos, montañas y costas; el único instituto cubano dedicado a la vez a investigaciones agrícolas y pecuarias, y la universidad de los profesionales agropecuarios para el oriente de la Isla.
Lo sabio, necesario y urgente es aprovechar esos saberes, por ejemplo, para incrementar el maíz, dados los probados valores del grano como alimento humano y animal, su durabilidad y la posibilidad de más de una cosecha al año.
También es posible multiplicar las áreas de boniato, malanga, ñame y plátano, que son viandas tradicionales y soportan los vaivenes del clima local, y no exigen gastos excesivos de agua ni fertilizantes. (Por Martín Corona Jerez/Servicio Especial de la AIN)