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Por la preservación del ecosistema Sabana-Camagüey

Camagüey, 4 ago. -Los muy altos valores de la diversidad biológica, la existencia de poblaciones de especies compartidas con otros países de la zona geográfica, su significado para la conservación regional, las migraciones de aves y de otras especies, contribuyeron a que el Ecosistema Sabana-Camagüey  (ESC) adquiriera trascendencia internacional.

Es el mayor de los sistemas de piélagos marinos y terrestres que rodean a Cuba, forma parte de la provincia de Ciego de Ávila y el más conocido de sus componentes es Jardines del Rey, de belleza sorprendente y considerado una de las principales plazas de turismo de sol y playa en el país.
    
Sus fondos marinos se encuentran protegidos por una barrera coralina que se afirma deviene la segunda más extensa del mundo, porque la primera se localiza en Australia.
   
Tantas virtudes ambientales y sus paisajes muy conservados condujeron a que el ESC se conformara hace dos decenios como proyecto y fuera financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF por sus siglas en inglés).
   
Nadie podía imaginar en aquellos momentos fundacionales que tendría tan larga vida y que llegaría a convertirse en el “abuelo” de los proyectos ambientales con financiamiento internacional en la ínsula, y un raro espécimen a nivel internacional por llegar a tres etapas durante 20 años.
    
En lo más agudo de la crisis económica de la nación en los años 90 por la caída de la comunidad socialista, cuando los recursos estaban tan limitados, este proyecto respaldó investigaciones en ambientes costeros y marinos, muy complejos y costosos.
   
Sobre el particular, la ingeniera Mercedes Arellano, directora del Proyecto Sabana-Camagüey, argumentó la necesidad de remontarse a sus orígenes, vinculados a la Cumbre de la Tierra en 1992 en Río de Janeiro.
   
Enfatizó en la decisión del gobierno cubano de evaluar qué programas se podían presentar a los mecanismos de financiamiento fuera de fronteras, relacionados con el entorno.
   
En un coloquio ambiental en el Memorial José Martí, Arellano explicó cómo varios organismos contribuyeron a ese análisis con diversas propuestas.
   
A la sazón, todo derivó en la formación de un equipo “Cuba”, que más allá de intereses sectoriales, valoraría de conjunto cuál podría ser el proyecto más idóneo.
   
Mientras, la experta conversaba como si todos los presentes fueran miembros de una gran familia, o con la certeza de que realmente lo somos, los rostros de Leda Menéndez y Pedro Alcolado no podían ocultar los tantos recuerdos que esas palabras evocaban.
   
Aunque siguen desafiando los años, saben que el célebre cantante argentino Carlos Gardel se equivoca en su canción.
   
Veinte años atrás, su aporte y el de otros investigadores de los institutos de Oceanología, Meteorología, y Ecología y Sistemática, entre otras instituciones, fue vital para que esta historia navegara con viento a favor y a toda vela.(AIN)