Cuba, paradigma en el cuidado de su niñez
Llegar a un aula de preescolar en cualquier escuela o círculo infantil del país es una experiencia irrepetible. Los niños ríen todo el tiempo, son espontáneos, felices, se abrazan entre ellos, y también a su maestra Olvis Pons Frómetra, quien lleva 10 años como docente del grado en la escuela primaria Elio Llerena, de La Habana del Este.
Las áreas de desarrollo que se dan en el grado –dice la docente-, son, entre otras, el análisis fónico, que prepara al niño para la lecto-escritura, además, se dan nociones elementales de la Matemática, conocimiento del mundo de los objetos, artes plásticas, música y lengua materna.
Mencionó, además, que para ella la importancia del grado radica en que es la primera preparación que tiene el niño para la vida escolar; se forma paulatinamente desde las edades más tempranas y conoce todas las letras del alfabeto.
Agregó que cuando llegan a primer grado tienen una base que les sirve para aprender a leer y a escribir; el preescolar les proporciona una amplia gama de conocimientos, porque en la asignatura de pre escritura el niño aprende a regular su control muscular, así como, es una base que adquiere en las operaciones conjuntistas en nociones elementales de la Matemática; en el caso de lengua materna, lo prepara en todo lo referente al desarrollo del lenguaje, su pensamiento y orden lógico.
En esas edades es mimado por sus padres y demás familiares, porque para todos es la persona más importante del hogar; a nivel de gobierno y sociedad el desvelo es constante para que crezca saludable y feliz. Ledis García Peña de la Caridad Virgen, es una ocurrente niña de cinco años de edad que está en el grado preescolar. Al preguntarle lo que aprende con su maestra sorprende a todos su respuesta: “Gracias a mi maestra Olvis he aprendido que el mar es una cadena de alimentación, y el sol es una fuente de energía”.
También emociona cuando se refiere a su mamá: “mamá te quiero mucho, tu eres linda como una rosa”. La formación y desarrollo de Ledis no es una excepción en el país, ya que decenas de miles de niños reciben como ellas una educación integral; investigaciones realizadas apuntan que más del 97 por ciento de los niños que matriculan en la educación primaria llegan con las habilidades básicas para enfrentarse al aprendizaje de la lectura y de la escritura; el juego se concibe como un modo más de aprendizaje, que se mide sistemáticamente, durante el proceso docente-educativo.
El grado preescolar constituye el cierre de esa educación, y es el que vincula al niño con la enseñanza primaria; otras de las virtudes del grado es contar con maestros estables, de mucha experiencia, lo que garantiza que egresen de la educación bien preparados para cursar de manera exitosa los grados de primero a sexto.
Cuba es, sin dudas, paradigma en el cuidado de su niñez, que vive y crece arropada por la sociedad, para la que no existe nada más valioso que su bienestar.
(Teresa Valenzuela García/ Tomado de Juventud Rebelde)