Las hormigas y la tecnología
El pasado enero, la investigadora de la Universidad de Stanford Deborah Gordon envió a bordo de una sonda no tripulada 600 pequeñas hormigas del pavimento, una especie que forma colonias bajo las aceras y calles de las ciudades, a la Estación Espacial Internacional.
Su llegada al laboratorio orbital marcó el inicio de un experimento en el que se intentará determinar cómo adaptan los algoritmos innatos que modulan su comportamiento grupal en ese exótico entorno.
Gordon cree que la información que se obtenga sobre la conducta de los formícidos en microgravedad podrá ayudarnos a mejorar la forma en que algunos dispositivos, como ciertos robots de búsqueda y rescate, responden cuando se encuentran en situaciones difíciles.
Y es que las últimas investigaciones sobre el modo en que estos insectos sociales se organizan y resuelven problemas servirán para desarrollar desde avanzados algoritmos y materiales autorreparables hasta robots autónomos.
Por ejemplo, inspirándose en la forma en que se desplazan estos hexápodos, que siguen a sus semejantes dentro de una multitud, Doug Lawson, geólogo y analista de sistemas de la aerolínea Southwest, diseñó un algoritmo para determinar la forma más eficaz de ocupar los asientos en un avión y así reducir el tiempo que se emplea en este proceso.
La ciencia de los nuevos materiales también podría beneficiarse de la forma en que algunas hormigas se coordinan para construir con sus cuerpos puentes o biobalsas capaces de mantenerse a flote en una corriente de agua. En conjunto, estas estructuras vivientes muestran las propiedades de un compuesto activo, como si fueran un sólido elástico o viscoso.
(Tomado de MuyInteresante)