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Chile, la CELAC y la primera cumbre

A fines de enero de 2013, Santiago de Chile, ciudad capital de ese país suramericano, fue sede de la I Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

En la nación austral, que ostentaba la presidencia pro témpore del  mecanismo de integración y concertación política, se reunieron los jefes de Estado y de gobierno, y demás representantes de los 33 países miembros.
   
Ausente, uno de los principales y más fervientes promotores del nuevo organismo: Hugo Chávez, presidente de Venezuela, a causa de la enfermedad que padeció y finalmente lo privó de la vida.
   
No obstante, su presencia se hizo sentir en la voz de Nicolás Maduro, entonces canciller venezolano, quien dio lectura al mensaje que el líder bolivariano enviara a sus homólogos allí reunidos.  
   
“La CELAC -rezaba el documento- es el proyecto de unión política, económica, cultural y social más importante de nuestra historia contemporánea’’, la que además calificó como “la Nación de Repúblicas’’, al decir de Simón Bolívar, El Libertador.
   
Mas adelante advertía Chávez: ‘’Todo cuanto hagamos por la unidad no solo estará justificado por la historia, sino, además, se convertirá en el más luminoso legado que podamos dejarles a las nuevas generaciones”.
   
En su mensaje, el líder rindió tributo a la obra de los próceres: “Igualmente, estaremos honrando activamente la memoria de nuestros Libertadores y Libertadoras. En la CELAC, como quería Bolívar, hemos vuelto a ser una sola Patria’’.
   
La cita santiaguina era para el gobierno anfitrión el colofón de un año fundacional de intenso trabajo en favor de la institucionalidad, y para dar cumplimiento al Plan de Acción de Caracas, donde nació la Comunidad, en diciembre de 2011.
   
Dos hechos ocurrían por vez primera, y ocuparon el centro de la  agenda: la Cumbre de jefes de Estado y de gobierno CELAC-Unión Europea (UE), y la propia reunión cimera de los mandatarios de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
   
Aunque los dignatarios de la UE y la región ya habían sostenido otros siete encuentros desde 1999, cuando se iniciaron en Río de Janeiro, Brasil, el comienzo en Chile de las reuniones oficiales entre la Unión Europea y la CELAC, contribuyó a una nueva mirada del Viejo Continente hacia esta región.
   
Se buscaba darle contenido a la relación entre los países, sobre la base del diálogo y el respeto a las normas del derecho internacional; el logro de beneficios para todas las partes desde relaciones económicas y financieras sólidas, y el desarrollo sostenible en la diversidad.
   
Por otro lado, la I Cumbre de la CELAC sirvió para que los estados miembros definieran las líneas de acción durante 2013, y revisaran el avance de los acuerdos suscritos en la reunión fundacional de Caracas.
   
Allí se ratificó el reconocimiento a la multiplicidad de posiciones políticas e ideológicas, y la necesidad de promover la reforma integral de la Organización Naciones Unidas (ONU), sobre todo la democratización del Consejo de Seguridad.
   
Nuevamente se expresó la oposición regional a las medidas unilaterales y extraterritoriales, como el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos contra Cuba.
   
El cierre incluyó la formulación de comunicados especiales con las proyecciones e intereses del bloque, y se aprobó el documento final que fijó el rumbo para la integración.
   
Todo ello ocurría en contexto muy favorable, pues se celebraba el bicentenario de la independencia en varios países de América Latina y, además, en condiciones de estabilidad política.
   
En la sesión final, el mandatario chileno Sebastián Piñera entregó la presidencia pro témpore a Cuba, en manos del General del Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, según lo dispuesto en la Declaración de Caracas.
 
Las palabras del fallecido Presidente Hugo Chávez valoraban la trascendencia de esa acción, y recogían el sentir mayoritario de la región.
   
Esta designación, dijo, constituye un “acto de justicia luego de más de 50 años de resistencia al criminal bloqueo imperial; es la forma en que América Latina le dice a Estados Unidos, con una sola voz, que todos los intentos por aislar a Cuba han fracasado, y fracasarán”.(AIN)