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Paleolítico cubano, una teoría nada descabellada

La arqueología cubana ha vivido  en los primeros años del milenio una etapa muy interesante, y con suerte, continúan las investigaciones.

Y es que una serie de hallazgos registrados a partir del último decenio del pasado siglo revitalizaron el debate científico y la búsqueda in situ en torno a la antigüedad de la presencia de los humanos en el archipiélago.
  
Ya desde los años 70 de la citada centura, hubo investigadores exponentes del criterio de que los aborígenes, nuestros primeros pobladores, podrían haber llegado mucho antes de lo reconocido, gracias al estudio de las evidencias descubiertas hasta entonces.
   
Por esa época la presencia de los primeros habitantes de la isla comenzaba a registrarse sólo a partir de cerca de seis mil años atrás. Se trataba de taínos (agroalfareros) y siboneyes (recolectores y recolectores),  descendientes de tribus aruacas de sudamérica.
    
La conclusión derivaba del estudio de los restos del asentamiento de más vieja data encontrado,  radicado en las Cuevas de Seboruco, Levisa,  en Mayarí, nororiente cubano.
   
En 1992 el arqueólogo Raúl Villavicencio se puso en contacto con piezas encontradas de manera casual por agricultores en la zona de El Charcón, Villa Clara. Villavicencio estaba al  frente de un Grupo de expertos de esa especialidad, en Sagua la Grande, poblado cercano al lugar de marras. .
   
Los objetos, encontrados por separado eran dos antiguas hachas bifaciales de silex, similares a las del paleolítico europeo. No hay noticias de un hallazgo similar en otro lugar del Caribe.
   
Puesto en manos a la obra, el propio Villavicencio encontró mas tarde una garra  de un mamífero ya extinto, el Megalocnus rodens, un oso perezoso de gran tamaño. En las oquedades del silex donde se incrustó el resto de fauna había también muestras que delataban la presencia humana.
   
En resumen, se sucedieron varias expediciones de investigación, con la cooperación incluso de expertos alemanes,  que desde 2003 hasta el 2006 excavaron concienzudamente varios puntos de la solapa alta de El Charcón y se volvió a analizar el sitio de Levisa, en Holguín.
   
Unos cientos de objetos han sido encontrados, entre los cuales se incluyen las citadas hachas, cuchillos, puntas de flecha raspadores de silex, restos de ceniza y hollín, 111 muestras de fauna de 22 especies, entre las cuales algunas se extinguieron.

Los cientificos sostienen que esto sugiere que la presencia del hombre en la isla es mucho más antigua de lo que se creía.No se trata, entonces de los taínos y los siboneyes, de llegada más cercana en el tiempo. Este tipo de humano tan antiguo, pudo haber llegado por tierras de América del Norte, por un paso que existía en aquellos tiempos.
   
En cuanto a las hachas, no han podido pasar las pruebas de carbono 14, usuales en estos casos, por no tener elementos asociados que lo permitan.        Pero entre los restos humanos encontrados en Seboruco,  en algunos hay que resultados exponentes de una antigüedad hasta de 21 mil años.
   
Los expertos, entre los que se incluyeron investigadores de Villa Clara, Holguín y el Museo Montané de la Academia de Ciencias, han divulgado sus primeros enunciados, aunque la investigación, como quien dice acaba de empezar y esto ellos también lo resaltan.
   
Hacer mayor el trabajo de campo es necesario,  lo que lleva tiempo y demanda recursos humanos,  tecnológía, incluida la más avanzada,y de logística. Después de la colectas, el procesamiento de datos y los análisis son otros asuntos peliagudos, pero los especialistas cubanos ya se afanan para poder continuar estos trabajos.
   
Preguntarnos si hubo una Edad de Piedra en la Isla y si la pudo haber habitado un hombre de Cromagnon, son intettogantes que ya se hacen los paleontólogos, sin ningún rubor, en voz alta. Las evidencias parecen respaldarlos.(AIN)