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Venezuela es esencial para el sur del hemisferio

La continuidad de la Revolución Bolivariana, que otra vez se somete a consulta popular este domingo 14 de abril, resulta un tema de carácter estratégico en el actual esfuerzo de América Latina y el Caribe por romper las tradicionales ataduras impuestas por los poderes imperiales a lo largo de su historia.

Si todo retroceso político, económico y social en cualquier nación del hemisferio es un golpe a esas aspiraciones de libertad, democracia e integración con justicia, en el caso venezolano implicaría el colapso de una de las fuentes principales de las cuales han emanado los actuales cambios progresistas en nuestra área geográfica.

De manera que lo que se juega en los comicios presidenciales determinados por la pérdida física de Hugo Chávez el pasado marzo, es, junto a la retención del gobierno por sus seguidores bolivarianos, buena parte del futuro inmediato del Sur del Hemisferio.

Y sin dudas, todo eso lo saben muy bien los poderes extranjeros y los oligarcas nativos, opuestos a la obra de la revolución venezolana y al avance de América Latina y el Caribe como un bloque capaz de influir en el surgimiento de un mundo multipolar ajeno a toda fórmula hegemonista y agresiva.

De ahí que la derecha local, en contubernio y con esa reacción internacional, no dude en proclamar abiertamente que de llegar a la casa de gobierno no quedará ni rastro de la obra integradora que a escala regional ha impulsado Hugo Chávez, sin dejar atrás el desmantelamiento de su amplia colaboración con Cuba y el apoyo concreto de la Isla a importantes misiones sociales en la propia Venezuela.

En pocas palabras, revertiría por completo el perfil revolucionario, progresista y solidario de la Venezuela de hoy para hacerla, otra vez, campo abierto para el desafuero de Washington y de la corrupta oligarquía interna.

No puede olvidarse hoy, a punto de producirse el acto eleccionario de este domingo 14 de abril, que Hugo Chávez junto a Fidel Castro crearon en 2004 en La Habana la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) destinada a impulsar la integración regional bajo cánones de justicia, equidad y solidaridad.

Un organismo que ha devenido eficiente aporte a la unidad regional, concretada en toda su amplitud con la fundación, precisamente en Caracas, en 2011, de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), cuya presidencia temporal ejerce la mayor de las Antillas este 2013, y que tiene entre sus bases claves la convergencia sobre el estricto respeto mutuo entre sus miembros.

A la Venezuela Bolivariana, junto a Cuba, se le deben además iniciativas de tanto valor humano como la conocida Operación Milagro para devolver la vista a aquellos latinoamericanos y caribeños con dolencias visuales, o los planes de apoyo a Haití, devastada por un pasado de brutal explotación al que se han sumado incontables desastres naturales y pandemias.

Caracas ha próvido además acuerdos solidarios como PETROCARIBE, para asegurar el suministro energético a una región carente de esos recursos y del poder adquisitivo que supone enfrentar los altos precios del petróleo en el mercado mundial.

Mientras, en el plano mediático, repuestas como Telesur, batallan por hacer prevalecer la verdad de nuestra región, por sobre la manipulada y agresiva campaña informativa que Washington y sus acólitos acostumbran a fomentar sobre nuestras realidades regionales.

Venezuela ha sido pilar además de otros pactos y entidades regionales de nuevo tipo como UNASUR, el Banco del Sur, o la instrumentación de un proyecto de moneda regional única, el SUCRE, que rompa la enfermiza atadura de nuestra área a los mecanismos monetarios imperiales.

De manera que todo ello se decide en las urnas venezolanas este domingo, en una jornada de la cual estarán pendientes todos los patriotas y revolucionarios latinoamericanos y caribeños para quienes Hugo Chávez constituye una bandera trascendente en sus esfuerzos por un futuro de independencia, progreso y justicia.(AIN)