El encanto de la voz

El encanto de la vozFemenina o masculina, la voz puede ejercer un encanto muy especial para los oídos, cuando modulación y tono llegan a quien escucha. Ejemplos hay de que, solo con la voz, puede propiciarse un efecto favorecedor, más allá de la apariencia física.

Pero, los afortunados que la poseen, pierden ese regalo de sus cuerdas vocales cuando el estrés y la ansiedad dominan su tesitura acostumbrada.

Son conocidos los efectos fisiológicos y psicológicos que provoca el estrés en el organismo, la tensión que genera repercute, a través de la musculatura de cuello y hombros, sobre el sistema fonorespiratorio y, por tanto, sobre la voz.

La mayoría de los trastornos (disfonías) se atribuyen a infecciones víricas o por un uso deficiente –alto o excesivo-, y se “olvida” incluir al estrés como culpable. Basta escuchar a una persona asustada por una situación extrema: la voz tiembla, se quiebra, o sencillamente, se corta, dominada por la angustia o el miedo.

Cuando la presión es muy fuerte, las cuerdas vocales no trabajan con eficiencia. Esto conduce a cambios en la calidad de la voz, sobre todo, respecto al tono, volumen y resonancia. También una mala técnica provoca un sobreesfuerzo que genera fatiga vocal y disfonía. Son problemas secundarios que afectan más a quienes usan la voz como herramienta principal de trabajo: profesores, cantantes, locutores, artistas, telefonistas y personal de atención al público.

Y concluyamos con un buen consejo de logopedas: protegerse en invierno, cuando las personas se someten a contracciones y tensiones musculares por las bajas temperaturas, es importante abrigarse bien y muy especialmente, la garganta; hablar sin forzar la voz, llevar una dieta saludable, imprescindiblemente a base de bebidas y alimentos que no estén a temperaturas extremas (ni frías ni calientes).

(Tomado de Radio Rebelde)