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Cuba, país con larga tradición censal

Cuba, país con larga tradición censalCuba figura entre los países hispanoamericanos que realizaron sus primeros censos de población en 1774, según el Centro Latinoamericano y Caribeño de Población, de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe.

Por aquella fecha la población cubana era de apenas 161 mil 620 habitantes y los principales datos respondían a concepciones de la época racista por su origen, que hoy ni se mencionan en la Isla, sobre todo en cuanto al color de la piel.

La siguiente investigación censal fue realizada también en el siglo XVIII, esta se efectuó 1792.

En total, siete más correspondieron al siglo XIX en 1817, 1827, 1841 y 1861, por iniciativa estos últimos de los Capitanes Generales; y los restantes de 1877, 1887 y 1899 por Real Orden de la Metrópoli.

Un hecho peculiar ocurrió en el de 1841, cuando la cantidad de habitantes de la Isla sobrepasó por primera ocasión el millón de personas, una parte considerable en La Habana.

Más interesada en las perspectivas demográficas de su nueva conquista, la intervención del gobierno de Estados Unidos en 1899, cuando el Ejército Libertado Mambí tenía en jaque al ejército español, promovió el IX levantamiento censal. Esta cuantificación empleó a mujeres como enumeradoras y estrenó la tabulación las tarjetas perforadas.

El período eufemísticamente llamado republicano contó con encuestas en 1907, 1931 y 1943, aunque este corrió el peligro de que fuera suspendido debido a que los enumeradores se declararon en huelga por reclamo de sus bajos salarios.

En 1953 fue el último antes del triunfo de la Revolución Cubana en 1959. Luego le sucedieron los de 1970, 1981 y 2002, que constituyeron ejemplos de masividad popular y respaldo de los organismos de la administración central del Estado.

El próximo será del 15 al 24 de septiembre, tras una cuidadosa preparación para ejecutarlo con eficiencia máxima y con el objetivo de contribuir a la aplicación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución. (Por Lino Luben Pérez, AIN)