Ecuador: Entre Assange, el fraude electoral y la japonesa Oshín

Ecuador: Entre Assange, el fraude electoral y la japonesa OshínQuito, 24 ago. – Los ecuatorianos viven días de tensión tras la amenaza del Reino Unido de agredir su Embajada en Londres para arrestar a Julian Assange, en medio de denuncias de un fraude electoral frente a los comicios presidenciales de 2013.

En esta jornada, la Organización de Estados Americanos (OEA) deberá pronunciarse, a petición de Quito, en torno al comunicado británico con la advertencia de una incursión en el recinto diplomático si el fundador de WikiLeaks no es entregado para su extradición a Suecia.

Aunque las autoridades locales esperan un apoyo contundente en ese foro, similar al registrado el fin de semana pasado en Guayaquil, Canadá y Estados Unidos adelantaron cuál será su posición al señalar que ese es un asunto bilateral de Ecuador y Reino Unido.

Sin embargo, las declaraciones del canciller peruano,

Rafael Roncagliolo, de que los miembros de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) cerrarán filas en torno a este país hacen vislumbrar el triunfo de la condena a la diplomacia del Reino Unido por su torpeza, según fue calificado aquí.

La opinión pública nacional e internacional ha dado mayoritariamente al gobierno de Rafael Correa la razón en este caso, al considerar que desde esta nación se ha actuado de acuerdo con las normas que rigen el derecho internacional y su propia Constitución.

Analistas, académicos, líderes políticos ecuatorianos coinciden en que desde las grandes potencias se ignoran lo que Correa ha calificado en no pocas oportunidades de un cambio de época en este hemisferio y persisten en sus pretensiones colonialistas.

Los expertos aseguran, además, que la política de defensa de la soberanía ha sido una bandera de la Revolución Ciudadana al frente de los destinos de esta nación suramericana en los últimos cinco años y ya quedó en el pasado la subordinación a los poderes hegemónicos.

El mandatario insiste en que se no aceptarán presiones de ningún tipo como la amenaza del Reino Unido tras la concesión del asilo al periodista australiano, ante los temores de que este sea juzgado sin el debido proceso en Estados Unidos por filtrar cables diplomáticos comprometedores para esa potencia.

"No saben con quién están tratando, pensaron nos iban a amedrentar", dijo Correa en una intervención radiotelevisada a la nación, mientras el canciller Ricardo Patiño, quien preside la delegación ecuatoriana al diálogo en Washington, calificó de torpeza la comunicación desde Londres.

El secretario del Presidente, Gustavo Jalkh, expuso que el Reino Unido distorsiona el sentido de su propia ley interna sobre la cual argumentó su facultad para ingresar a la legación diplomática, pues se trataría de proteger al gobierno representado allí.

Por otra parte, en esta jornada debe comenzar en Quito la verificación del ciento por ciento de las nóminas presentadas por los movimientos y partidos políticos para poder inscribirse a fin de contender en las urnas en las elecciones del 17 de febrero del próximo año.

Unas 70 mil denuncias, fundamentalmente presentadas en la provincia ecuatoriana de Guayas, revelan oscuras maniobras de las agrupaciones para procurarse el apoyo de al menos el 1,5 por ciento del electorado y poder elegir candidatos a la presidencia, la vicepresidencia o a la Asamblea Nacional.

El presidente del Consejo Nacional Electoral, Domingo Paredes, negó hace pocas horas que pese a este descalabro, en detrimento de la democracia, los comicios presidenciales vayan a ser aplazados o mucho menos suspendidos, por lo que ratificó la fecha del ejercicio democrático.

Pero a los ecuatorianos de a pie les ha quedado el sabor amargo de la persistencia en el seno de la sociedad de un mal de la llamada partidocracia tradicional que no parece tener cura hasta que no sean puestos al descubierto los culpables del robo de la identidad de los electores.

Y mientras esto sucede, la televisión pública transmite por estos días la novela japonesa Oshín, que habla de los esfuerzos denodados de los individuos para salir adelante aún en las peores adversidades.

El personaje protagónico, Oshín, deja una lección que los ecuatorianos no deberían desaprovechar para asumir, resolver y superar las actuales circunstancias en un país que se levanta para todos.(PL)