Economía

Envejecimiento poblacional en Cuba trae no pocos dilemas económicos

Envejecimiento poblacional en Cuba trae no pocos dilemas económicosA sus 75 años, Emelia Moreno se siente vigorosa y es capaz de realizar sus quehaceres domésticos por sí misma, pero sabe que alguna vez el calendario se tomará revancha y la hará depender de otras personas o del Estado.

Divorciada, sin familiares cercanos y con su única hija emigrada a los Estados Unidos, forma parte de un sector creciente de la población cubana, donde cada año se cuentan más ancianos y menos mujeres en edad reproductiva,
mientras miles de jóvenes se van del país.

Según los expertos, la isla enfrenta el envejecimiento más dramático en América Latina y el fenómeno se agudiza justamente cuando tiene lugar el proceso de su “actualización del modelo económico”.

“El envejecimiento de la población ya no tiene solución, eso va a ocurrir y no se puede transformar en el corto plazo”, reconoció con preocupación el vicepresidente Marino Murillo ante los legisladores el mes pasado. “La sociedad se tiene que preparar para el envejecimiento”, agregó.

El problema tiene sus raíces en algunos de los éxitos más importantes de la Revolución, como un sistema universal de salud que aumentó la esperanza de vida, de 69 años en la década del 60 a 78 años en la actualidad. Además, el aborto es legal y se estima que al menos la mitad de los embarazos se interrumpen. Como en todo el mundo, el acceso de las mujeres a la educación superior conlleva una baja en la tasa de natalidad. Las cubanas tienen en promedio 1,5 hijos, una tasa inferior a la de reemplazo poblacional.

Expertos señalan también que el envejecimiento tiene que ver con la emigración, que ocurre como fenómeno entre población mayoritariamente joven.

“El envejecimiento de la población se viene apuntando como el mayor problema demográfico desde los 90″, dijo Alberta Durán, investigadora retirada del Centro de Investigaciones Sicológicas y Sociológicas, quien destaca como factor de importancia la salida del país de mujeres en edad reproductiva.

En 2011, el 17% de la población -dos millones de personas de un total de 11 millones- eran mayores de 60 años, según la Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba. Es casi el doble del promedio de la región, del 9%. Y está claro que la tendencia va en aumento: se prevé que para el 2035 los ancianos mayores de 60 años sean unos 3,6 millones, un tercio de la población.

Un año de quiebre será el 2021, cuando los cubanos que ingresen al retiro superarán a los que entren al mercado laboral a pesar del aumento reciente de la edad jubilatoria en cinco años. Es todo un desafío para un país pequeño que busca ser más productivo sin perder los extensos programas sociales de su modelo.

Los demógrafos coinciden en que la población cubana ya llegó a su volumen máximo sobre los 11 millones y a partir de ahora será siempre de crecimiento negativo.

El vicepresidente Murillo indicó que las autoridades están estudiando para el próximo año medidas con las cuales estimular la fertilidad. “Es un problema serio lo que vamos a tener con la disponibilidad de fuerza laboral”, expresó.

En estos años, Cuba tomó muchas medidas de índole médica -todo el sistema de salud y de retiros es estatal- para el cuidado de los ancianos, que van desde mejoras en una ampliación de la red de prótesis dentales y ópticas hasta la creación de más círculos de abuelos para atenderlos durante el día mientras los miembros de la familia trabajan.

La edad de jubilación aumentó a los 60 años para las mujeres y 65 para los hombres, y las autoridades exhortaron a los retirados ser miembros activos de su sociedad. En paralelo se autorizaron normas que permiten a los jubilados volver a trabajar sin perder sus pensiones, y las leyes que flexibilizan el trabajo por cuenta propia les abren la puerta, aunque los
expertos aseguraron que las opciones son limitadas.

Moreno misma señaló que algunos amigos habían regresado al trabajo después de jubilados, una opción que no le interesa a ella, abocada a cumplir con las actividades del ex Convento de Belén, una de las instituciones estatales más destacadas para los ancianos en el centro histórico de la ciudad.

La mujer aseguró que el ex Convento -donde se atiende, da de comer y ofrece asistencia médica y entretenimiento a más de 1.000 ancianos- es una suerte de segundo hogar para ella. “Para cualquier país, el envejecimiento no es bueno. Cuba está luchando para que las personas de cierta edad no se sientan mal”, reflexionó.

(Con información de la corresponsalía de AP en La Habana)