Madre, suma de amor desinteresado, sacrificio y dedicación
Madre y vida se identifican desde muchísimo antes que el propio ser humano -en idiomas y dialectos disímiles- pronunciara mamá, mami, mima…, palabras mágicas para refugiarse del frío, abandonar la fiebre, saciar la sed y el hambre, vencer el miedo, llorar y dormir sin temor, bajo la invulnerable coraza de una caricia única.
Los días de todos los calendarios universales no alcanzarían para reciprocar tanto amor, desprendimiento y comprensión, porque las madres merecen, en cada palpitar de nuestras existencias, sentir que sus corazones laten en la misma frecuencia que nos insufló su amor original, que solo los desalmados osan desestimar.
Las fechas, sin embargo, se planifican para -en una efeméride especial- alabar a ese ser imprescindible de todos los días, a la mujer insuperable en cualquiera de las facetas de la vida, capaz de convertir la flor en lanza, la cascada en lava volcánica, las lágrimas en piedras y el beso en fuerza, cuando la paz pierde las alas y sus hijos se ven amenazados.
Datos históricos de la era moderna, revelan que en 1870 Julia Ward Howe, creó el Día de las Madres por la Paz. Aunque las primeras celebraciones de la antigua Grecia se dedicaron a Rea, madre de los dioses Zeus, Poseidón y Hades. Los romanos denominaron a esta fiesta Hilaria, en tanto los católicos transformaron el acontecimiento para honrar a la Virgen María, madre de Jesús de Nazareth.
El Día de las Madres se festeja indistintamente y con características peculiares en diferentes partes del mundo. En Cuba, y otras 32 naciones, se rinde homenaje nacional a las progenitoras el segundo domingo de mayo, igual en Estados Unidos, China, Alemania, Italia, Canadá, Brasil, China, Japón, Venezuela y Puerto Rico.
En solitario celebran el suceso maternal en Noruega, cada segundo domingo de febrero; Samoa, el 14 de mayo; Polonia el 26 de mayo; Argentina el tercer domingo de octubre, e Indonesia, el 22 de diciembre.
Pero madre, mamá, mami, mima…para ti tenemos todo el tiempo del mundo, que es insuficiente y solo se sabe cuando la vida se nos acorta si tú ya no estás.
Por Rolando Sarmiento Ricart/ Colaborador de Radio Cadena Agramonte.