Deporte

Los ciegos y el béisbol en Cuba

Los ciegos y el béisbol en CubaEl béisbol constituye algo muy importante para todos los cubanos, y los ciegos no son excepción. Ellos aprenden las complejas reglas del deporte, participan en las discusiones acerca de los partidos y disfrutan de los juegos a través de las narraciones radiales, a pesar de que muchos no han podido practicarlo nunca.
   
No faltan tampoco quienes perdieron la visión a causa de un pelotazo u otro accidente beisbolero, y aquellos que comenzaron de niños jugando a la pelota y pronto comprendieron la imposibilidad de hacerlo por sus limitaciones.
   
Tal es el caso del multicampeón paralímpico y mundial Enrique Cepeda, quien decidió dedicarse al atletismo para gloria de la mayor de las Antillas.
   
Diversas son las fórmulas empleadas por los discapacitados visuales cubanos para comprender el deporte de las bolas y los strikes: desde las explicaciones de sus familiares y amigos hasta las simulaciones de las competencias en un tablero o con las cartas de una baraja, que entretenían los ratos de esparcimiento en la antigua escuela para ciegos “Varona Suárez”, allá por los años 40 y 50 del pasado siglo.
   
También allí los alumnos jugaban algo parecido al béisbol, utilizando en lugar de pelotas, grandes balones y, en el peor de los casos, mazos de llaves o latas de conservas en partidos muy divertidos, pero que frecuentemente terminaban en la enfermería con vendas sobre la cabeza de alguno de los peloteros.
   
En el año 2000, una delegación de invidentes italianos trajo a Cuba  el béisbol para ciegos, así como sus reglas especiales y los aditamentos necesarios para la protección de los jugadores.
   
La idea de practicar la disciplina fue acogida con entusiasmo por un grupo de invidentes de Ciudad de La Habana y comenzó la formación de equipos en varios municipios, atendidos por entrenadores previamente adiestrados.
   
Rápidamente se iniciaron los topes de fogueo y, posteriormente, jugaron con los peloteros italianos que regresaron a La Isla.
   
Ese es el segundo deporte colectivo para los discapacitados visuales en el país, pues con anterioridad se introdujo el goalball, que ya tuvo competencias internacionales.
   
Importante resulta ahora extender la práctica de la pelota para ciegos al resto de las provincias a fin de poder incorporar la disciplina  a las ya oficializadas, tales como atletismo, natación, judo, ajedrez y el mencionado goalball.
   
Quizás pronto puedan los peloteros invidentes participar en algún certamen internacional y darnos el alegrón de un triunfo, tal y como lo hacen sus colegas de visión normal desde hace años.
   
Mientras, debaten sobre la integración del equipo cubano al II Clásico Mundial y se preparan para disfrutarlo a través de la radio desde el próximo ocho de marzo.