Economía

Importancia del contrato de la producción agropecuaria

La Habana, 20 ene.- Con vistas a eliminar deficiencias y violaciones constatadas en el proceso contractual el pasado año, el Ministerio de la Agricultura aprobó las Políticas y procedimientos para la contratación de la producción agropecuaria y forestal 2012. Un extenso artículo sobre el particular que hoy publica Granma, expone que la comercialización de los productos agropecuarios y forestales constituye uno de los temas más complejos y esenciales que enfrenta la economía cubana.

Precisa que los sinsabores que dejaron las experiencias contractuales en el 2011 han permitido focalizar las principales debilidades al respecto, y buscar alternativas más eficaces.

Entre las deficiencias fundamentales que han golpeado el respeto a los contratos, el diario enumera la incapacidad de algunas Cooperativas de Crédito y Servicios (CCS), a la hora de precisar productos y volúmenes a contratar a productores con potencialidades diferentes a las fijadas.

Igualmente cita las imprecisiones en las "proformas" de contrato que firman las cooperativas y empresas, respecto a las responsabilidades de cada parte y las penalidades en caso de incumplimiento de lo pactado.

También -dice- existen otros agravantes como la reticencia de la empresa a comprometerse con la entrega de los recursos, aun cuando se trata de producciones protegidas, o la entrega efectiva de estos paquetes tecnológicos sin la exigencia y control de que se utilicen para lo pactado.

Otra de las deficiencias son las firmas contractuales entre las cooperativas y los productores, efectuadas antes de que conozcan la demanda real de la Empresa Agropecuaria a la que están vinculados.

Por otro lado critica el hecho de que la Cooperativa de Crédito y Servicios no firme un contrato con los productores, sino simplemente un "anexo de siembra y de producción", dejando en la vaguedad cuáles son los derechos y las obligaciones que tienen las partes.

Así no puede existir proceso de reclamación ni mucho menos respeto por el contrato, porque este muere al nacer, observa el artículo, el cual subraya que tal proceder deja la puerta abierta para que la corrupción entre con su carga letal sobre la credibilidad de los proyectos de la Revolución e impacte en su destinatario final: el pueblo.

Señala que si entendemos bien que la producción de alimentos es un asunto esencial de seguridad nacional, tal como lo ha expresado la dirección del país, hay que definir obligaciones y responsabilidades para que la exigencia no se convierta en retórica y, menos aún, en una consigna.

Concluye el artículo apuntando que la actual política prevé erradicar viejos males, pero su éxito -más allá de las correcciones "en papeles"- depende de los hombres que la ejecuten y de quienes deben velar por su cumplimiento. (AIN)