Brindis santacruceño por la Revolución
Entra el cuchillo del matarife y rompe el sugestivo latir en el asustadizo corazón del cerdo. La sangre brota humeante hacia la tierra húmeda. Se ofrece la presa para la cena hogareña. El matarife levanta el arma mortal hacia la luz del sol con aire de triunfo. Los gallos aplauden con sus cantos el ritual de cada fin de año.
Seguir firmes en la construcción de una sociedad mejor, no solo nos unió en la última cena del 2011, sino también que con esa fortaleza de ideas revolucionarias seguiremos dándolo todo para cumplir los acuerdos del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC).
De un barrio a otro, cederistas, federadas, militantes del PCC, jóvenes trabajadores, estudiantes, los cuenta propistas, la juventud nucleada en las filas de la unión de Jóvenes Comunistas (UJC), amas de casas y jubilados, se juntaron para compartir la tradición familiar, levantando vasos y copas por el bienestar de la Revolución y el compromiso de trabajar más fuerte en cada renglón productivo y de carácter social.
En el 2012 no permitiremos gastos superfluos, ni derroche, para avanzar en el mejoramiento del nivel de vida de la población. Hay que sembrar alimentos, y ser más eficaces y eficientes. Todos tenemos que sentir la necesidad de trabajar, como señaló Raúl. Hay que estimular el amor al trabajo para solucionar la falta crónica de constructores, obreros agrícolas e industriales, maestros, policías y otros oficios indispensables que poco a poco van desapareciendo.
Es necesario respetar lo que crea el trabajo: esto no los enseñó Fidel. Y se aprende a respetar estos bienes, enseñando a crear los mismos.
Los santacruceños no le tememos ni al enemigo, ni a los huracanes, y siempre estaremos confiando en la Revolución y cumpliendo con los lineamientos de la política económica y social del Partido Comunista de Cuba.