A Obama el mundo le queda chico
La historia, por repetitiva, no deja de ser peligrosa: George Bush y sus aliados se cansaron de amplificar por los más poderosos medios de comunicación que en Iraq había armas nucleares y que el régimen de Saddam Hussein, él incluido, debía desaparecer porque ponía en peligro de guerra a la región y hasta a Estados Unidos.
Y destruyeron a Iraq, mataron a Hussein, y no aparecieron tales mortíferas armas. Al contrario, Estados Unidos llevó la guerra a ese país y arrasó su milenaria cultura, tal y como también hizo en Afganistán y en Libia, con la ayuda “legal” de la ONU, la “pacífica” OTAN y los neocolonialistas europeos.
La gran verdad consiste en que el Imperio necesita petróleo para tratar de salir de su prolongada crisis financiera, y también precisa ocupar geografías estratégicas para presionar a Rusia y China, sus dos grandes rivales bélicos y económicos.
Bush se fue de la Casa Blanca después de su segundo mandato; se llevó el petróleo iraquí, pero dejó encendidos dos conflictos en el Medio Oriente. Su sucesor, el Premio Nobel de la Paz, Barack Obama, amplió su zona de influencia hasta los pozos de petróleo y gas de la destruida Libia; pero quiere más.
Para Obama su reelección se ha convertido en una preocupación planetaria: solo cinco de 12 presidentes no han sido reelegidos en un siglo de política estadounidense, y él no quiere ser el sexto.
Por eso pretende romper su propio récord de recaudación para los gastos políticos, de 750 millones en su campaña presidencial del 2008, y llevarlo a mil millones, mientras la tasa de desempleo en los Estados Unidos supera el 8,8 %, y los Republicanos son mayoría en la Cámara de Representantes.
¡Ah!, pero la guerra, otra guerra más, u otras guerras en Siria e Irán, elevarían su popularidad, su carisma, incluso ante los Republicanos que, hasta ahora, no tienen contrincantes de $PESO contra el primer mandatario negro de la casa Blanca.
Y la historia se repite: “El mundo está unido para oponerse al programa nuclear iraní…Tenemos una situación en la que el mundo está unido e Irán está aislado”, ha dicho Obama, y hasta aseguró que Irán representa para los Estados Unidos una amenaza.
En realidad, ¿qué hacen los Estados Unidos en el Medio Oriente?
En fin, lo mismo con lo mismo: quieren acabar con ese país que no se les somete y posee grandes yacimientos de petróleo y gas. Sin embargo, como ha advertido el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz, el principal peligro de la región es Israel, con 200, 500 o más armas nucleares no declaradas, y dispuesto a agredir a Irán, con lo cual se desataría la Tercera Guerra Mundial, o lo que es lo mismo, el fin de la Humanidad.
¿Quién armó a Israel? Todo el mundo sabe -y no ese mundo chiquito que menciona Obama, sino el que está en peligro de desaparecer- que Estados Unidos armó, arma y moderniza el armamento de Israel, y lo utiliza como punta de lanza en la región, no solo contra los palestinos, sino contra iraquíes, sirios, o cualquier otro pueblo que se oponga a los intereses hegemónicos del Imperio y de su perro guardián.
Lo que sucede -o al menos pretenden hacer creer- es que en este ¿nuevo? conflicto para acabar con Irán, azuzado por EE.UU., Israel actúa independientemente, y no hará caso a Obama en cuándo debe o no atacar a la nación persa; solo que subestiman a un país cuyas fuerzas de defensa y sus habitantes no permanecerán cruzados de brazos ante la anunciada agresión, porque, además, tienen frente a sí el espejo inevitable de Iraq, Afganistán y Libia.
Obama, de Nobel de la Paz no tiene nada. El mundo parece quedarle chiquito, y quizá tenga razón, porque ocho países con cientos de armas nucleares son más que suficientes para desintegrar el planeta Tierra, pequeño y vulnerable bajo una macro llama de carburante fósil y un imperio insaciable de poder.
Rolando Sarmiento Ricart/ Colaborador de Radio Cadena Agramonte.