¿Que hay detrás de la libertad supervisada de René González?
El horrendo atentado del 11 de septiembre de 2001 estremeció a toda la sociedad norteamericana y al mundo entero. En medio de esa atmósfera de dolor e indignación, otro absurdo acontecimiento tenía lugar: el arbitrario juicio contra Los Cinco. Aprovechando el momento, y para generar confusión, Joan A. Lenard, la jueza del distrito sur de la Florida que llevaba el caso, tomó una decisión inusitada.
Pospuso las sesiones de sentencia contra Gerardo Hernández, Fernando González, Ramón Labañino, Antonio Guerrero y René González por tres meses. Aplazamiento insólito, el cual para nada tuvo que ver con el luto ni el homenaje a las víctimas de aquel ataque contra las Torres Gemelas.
El gobierno y ella cometieron una afrenta a las propias leyes norteamericanas y a la memoria de los muertos ese día.
Buscaban separar lo más posible ambos sucesos -aquel acto fue cometido por terroristas, y ellos juzgaban a luchadores contra el terrorismo -y disponer, así, de tiempo suficiente para asegurar la mayor impunidad.
Como se recoge en el libro “Atlanta y el caso de Los Cinco, la larga marcha hacia la justicia”, fue esa otra maniobra para darle apoyo y protección a los grupos violentos de Miami.
Tras el demorado y amañado proceso judicial, la Fiscalía pidió las sanciones más severas contra ellos. Luego presentó ante el tribunal la teoría de la incapacitación.
A los acusados, además de las excesivas condenas, se les debían imponer restricciones muy precisas para que, una vez excarcelados, no estuviesen en capacidad, nunca más, de intentar cualquier cosa en perjuicio de los asesinos que actúan desde Miami.
La jueza, sin titubear, aceptó la solicitud del gobierno y a las sentencias contra René, condenado a 15 años, y Antonio, a una cadena perpetua más 10 años, ambos ciudadanos norteamericanos por nacimiento, añadió otro nuevo castigo.
Vale precisar que luego del proceso de resentencia solicitado por Los Cinco, la condena de René fue ratificada por la Corte de Apelaciones, y en consecuencia excluida de esa posibilidad, aunque ya hoy se encuentra fuera de prisión, pero cumpliendo la llamada libertad supervisada.
Y en el caso de Tony, su condena fue reducida a 21 años más 10 meses en prisión, y cinco años de libertad supervisada.
Esa condición especial adicional es bien clara: “Se les prohíbe asociarse con o visitar lugares específicos donde se sabe que están o frecuentan individuos o grupos tales como terroristas, miembros de organizaciones que propugnan la violencia o figuras del crimen organizado”.
Requisito similar aparece en los dictámenes contra Gerardo, Ramón y Fernando: el día que salgan de la prisión no estarán en libertad plena, seguirán bajo custodia policíaca hasta el momento en que sean repatriados a Cuba.
La propia sentencia de la jueza Lenard reconoce la existencia de grupos "terroristas" en la comarca bajo su jurisdicción, que a su vez "propugnan la violencia", pero la justicia los protege de quienes resguardaron a su pueblo de tales acciones.
Si ellos son culpables, como tratan de hacer ver, ¿por qué una vez puestos en libertad se les impide acercarse a los terroristas o a los lugares que frecuentan?
Como ha expresado Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), esa es la prueba de la inocencia de todos.
Más claro ni el agua. Los terroristas anticubanos cuentan con la complicidad del gobierno federal y los jueces que castigaron a esos cinco patriotas.
Con la imposición de la llamada libertad supervisada, insiste Alarcón, ellos se quitaron completamente la máscara. El caso de Los Cinco –hoy, cuatro de ellos continúan encarcelados- solo explica la voluntad de Washington de amparar a esos grupos y castigar al que actúe contra ellos.
Incluso a René le fue denegada la Moción para Modificar las Condiciones de la Libertad, presentada el 16 de febrero del presente año, para que se le permitiera regresar a Cuba, porque según la jueza, el pedido fue extemporáneo, aún no había cumplido su sentencia de prisión y no había comenzado la de libertad supervisada.
Ya se ha aclarado que toda vez fuera de prisión, él no está obligado a cumplir esos tres años en Miami ni en la Florida, pero aun así los peligros lo acechan aún más.
Alarcón comentó en reunión de la Comisión de Relaciones Internacionales de la ANPP, que René lleva días fuera de la prisión, y como es lógico, sobre él están los ojos de las autoridades norteamericanas, qué hace, adónde va, por dónde se mueve.
Pero -subrayó- eso no es para cuidarlo a él de los individuos u organizaciones violentas, no. Está dicho por la propia jueza, es para proteger a los terroristas. (Por Ana Ivis Galán García, AIN)