Camilo y Che unidos por la historia
A 44 y 52 años de la desaparición física de Ernesto Guevara de La Serna y Camilo Cienfuegos respectivamente, sus recuerdos permanecen aún vigentes en el corazón de todo un pueblo.
El ocho de octubre de 1967, la dolorosa noticia de la muerte del Che congregó a más de un millón de cubanos a la Plaza de la Revolución José Martí, en velada solemne al Guerrillero Heroico.
El Che, hombre fiel de postura internacionalista asumida desde muy joven, cayó en manos enemigas cuando luchaba por la independencia de América Latina en Bolivia. A partir de la dolorosa pérdida, en Cuba, se le recuerda en disímiles escenarios y tribunas antiimperialistas donde se pronuncian pioneros y jóvenes como dignos paradigmas de la impresionante figura, y enalteciendo su nombre con poemas y canciones.
Años antes, el 28 de octubre de 1959, cuando se dirigía de regreso a La Habana, tras neutralizar una conspiración contrarrevolucionaria en la provincia de Camagüey, la avioneta en que viajaba Camilo se perdió en el mar y desapareció sin dejar rastros.
Octubre se convertía así en mes luctuoso para los cubanos.
La trascendencia de la vida de Ernesto Che Guevara ha servido de fuente de inspiración a creadores cubanos y extranjeros, que han plasmado en diversas obras, facetas de la existencia de quién un día afirmara ser “un hombre que actúa como piensa”.
Guevara, quien fundaba sus actividades revolucionarias en la clandestinidad, junto a Fidel y otros compañeros integró la lista del “Granma”, hombre impregnado de un profundo espíritu de odio y desprecio al imperialismo, para un ser como él no eran necesarios muchos argumentos. Le bastaba saber que Cuba vivía en una situación similar, que había hombres decididos a combatir con las armas en la mano, e inspirados en sentimientos genuinamente revolucionarios y patrióticos. Y eso era más que suficiente.
¡Che era un maestro de la guerra, Che era un artista de la lucha guerrillera! Y lo demostró infinidad de veces pero lo expuso sobre todo en dos estupendas proezas, la invasión al frente de una columna, y la campaña en Las Villas, esas dos hazañas lo consagran como un jefe extraordinariamente capaz, como un maestro, como un artista de la guerra revolucionaria.
Camilo también vino en el “Granma”. Disímiles fueron sus responsabilidades durante la guerra y el 16 de abril de 1958, fue ascendido a Comandante y promovido a jefe de la Columna 2 Antonio Maceo. Con el Triunfo de la Revolución Cubana fue nombrado Jefe de Estado Mayor del Ejército Rebelde.
Ambos compartieron una amistad que los une, más allá de la coincidencia de haber muerto en un mismo mes. De ello dan fe las palabras del Che en el quinto aniversario de la desaparición de su amigo Camilo: Lo que a nosotros —los que recordamos a Camilo como una cosa, como un ser vivo— siempre nos atrajo más, fue, lo que también a todo el pueblo de Cuba atrajo, su manera de ser, su carácter, su alegría, su franqueza, su disposición de todos los momentos a ofrecer su vida, a pasar los peligros más grandes con una naturalidad total, con una sencillez completa, sin el más mínimo alarde de valor, de sabiduría, siempre siendo el compañero de todos, a pesar de que ya al terminar la guerra, era, indiscutiblemente, el más brillante de todos los guerrilleros. (Katia Rodríguez Pérez e Iliana Pérez Lara/ Radio Santa Cruz)