Bloqueo: La historia sin fin
Más de cincuenta años tiene la genocida política de bloqueo, desde que fuera implantada por el imperialismo yanqui para rendir a un pueblo por hambre y enfermedades. Veinte de ellos, tal política ha sido condenada por la mayoría de los países que integran las Naciones Unidas y sin embargo cada vez ha sido incumplida la Resolución de la ONU que daría al traste con tanta crueldad.
El bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos a Cuba, se asemeja a una historia sin fin, esa de la cual se conoce como comenzó, mas no es posible vislumbrar el final, sencillamente porque para uno de sus protagonistas el cuento es otro.
Según aducen los Estados Unidos, como manido pretexto cada año, el bloqueo-embargo, es un asunto bilateral, que debe ser resuelto por ambos países. Si así fuera, ¿por qué lo aplican extraterritorialmente, persiguiendo y sancionando a aquellas empresas de terceros países que negocian con Cuba?
¿Acaso es justo privar a la comunidad internacional, afectada severamente por las leyes del bloqueo, de manifestarse en contra del mismo?
Tanto Estados Unidos, a favor de mantener el bloqueo, así como cada nación que vota en la ONU en contra del mismo, saben que es una política incorrecta, pero a través del tiempo, sus autores han condicionado tanto su eliminación, sobre todo en materia política, que se les ha vuelto casi imposible finalizarlo.
Víctimas del bloqueo son cubanos y estadounidenses. Los primeros por estar sometidos a privaciones y escasez innecesarias, a tropiezos increíbles cuando se trata de buscar en la vecina nación, medicinas y alimentos en especial para niños, mujeres y ancianos enfermos. Los segundos por tener prohibido viajar a la Isla, disfrutar de las bondades de su naturaleza, admirar la belleza de su arquitectura, cultura y tradiciones, beneficiarse de sus adelantos en algunos campos.
Terceros países tampoco ganan con el bloqueo, precisados por leyes cada vez más férreas que les impiden comerciar con Cuba, y que pagan bien caro cuando las infringen.
¿Quién le pondrá fin a esta historia? ¿Cuántas generaciones más de cubanos tendrán que padecer el absurdo, inhumano y retrógrado bloqueo?
¿Hasta cuándo el mundo tendrá que soportar la soberbia imperial que dicta leyes más allá de sus fronteras, que decide por otros qué, cuánto, dónde y en qué condiciones negociar?
Mientras el bloqueo exista seguirán las presiones de todo tipo, para hacerlo valer, a pesar del rechazo que provoca manifiestamente en todos.
Y si están en juego los principios y valores de una nación, el derecho a la libre autodeterminación, tanto del sistema político, así como de la elección de los dirigentes de la nación, esta historia, nadie lo dude, seguirá siendo la historia sin fin. (Iliana Pérez Lara/ Radio Santa Cruz)