Juegos panamericanos

Doble victoria cubana en Indianápolis 87

La actuación de Cuba en los X Juegos Panamericanos de Indianápolis 87 adquirió mayor significación, pues a la ratificación en el segundo lugar continental por países, se unió la importante victoria fuera de las instalaciones deportivas. A pesar de los intentos, no alcanzados, por opacar el fraternal y festivo ambiente de estas reuniones, la delegación cubana logró mantenerse por quinto año consecutivo como subcampeona, esta vez con 175 medallas: 75 de oro, 52 de plata y 48 de bronce, una presea más que en Caracas 83.

El primer triunfo de la isla caribeña fue lograr los vuelos directos de La Habana-Indianápolis y viceversa, ya que el Departamento de Estado estadounidense se vio obligado a conceder el permiso correspondiente para garantizar la participación de Cuba.

La presencia en esa norteña ciudad de la hasta entonces mayor comitiva cubana que había viajado a Estados Unidos, causó malestar en los sectores anticubanos de Miami, incluso desde antes de llegar allí.

En medio de los constantes intentos por lograr deserciones, los caribeños se crecieron nuevamente y regresaron con 45 preseas doradas más que su cercano perseguidor, Canadá (30), y solo superados por los anfitriones, quienes consiguieron 168, a las que sumaron 118 de plata y 83 de bronce.

Amplio dominio registraron los pesistas de Cuba con 25 títulos, cuatro de plata y otro de bronce, seguidos por canadienses y estadounidenses.

Especial significación tuvo el un-dos alcanzado por Pablo Lara y Francisco Allegue, en los 75 kilogramos, quienes desplazaron al tercer lugar al apátrida Roberto Urrutia, quien compitió por Estados Unidos.

En conferencia de prensa posterior, Urrutia declaró: "no le aconsejo a ningún deportista cubano que se asile. Yo pasé mucho trabajo y no encontré ayuda de nadie". Sin duda, otro revés en el show propagandístico anticubano.

Otra que sobresalió fue Lourdes Medina, monarca absoluta de la debutante gimnástica rítmica, con tres medallas de oro como máxima acumuladora, el aro y clavas, y las de plata en cuerda y cinta.

Los gladiadores del estilo libre y grecorromano ocuparon el primer lugar por países al acumular 3-4-2 y 7-2-1, respectivamente, mientras que en el atletismo se consiguió el segundo lugar, con 6-9-8.

En las pistas la más destacada resultó Ana Fidelia Quirot, quien ganó con récord en los 400 y 800 metros planos, además de resultar factor clave en la medalla de bronce del relevo cuatro por 400.

Del cuadrilátero también salieron buen número de pergaminos, con 10 de los 12 dorados en disputa y destaque para el 75 kilos Ángel Espinosa, seleccionado como el mejor boxeador del certamen, pues dos de sus triunfos fueron por nocao.

Peloteros y voleibolistas conquistaron por quinto año consecutivo los máximos honores ante los elencos de Estados Unidos y Perú, en ese orden, mientras que los hombres del voli y los polistas terminaron con las preseas de plata.

La gimnástica dio sorpresas con la pequeñita Laura Rodríguez, al vencer a las anfitrionas en el caballo de salto, para agenciarse la única medalla de oro de la escuadra femenina cubana, que concluyó con 1-3-2, en tanto los hombres acumularon 3-5-4.

Por su parte, los judocas, remeros, piragüistas, tiradores, ciclistas, clavadistas y taekwondocas quedaron por debajo de las expectativas.

En resumen, otra victoria de cara a La Habana 91, merecida sede de la próxima cita continental. (Por Carlos Fernández Rego, AIN)