Rebeldes libios cambian estrategia en bastión de Gadafi
Trípoli, 14 sep. – Los rebeldes libios anunciaron hoy dos días de tregua en Bani Walid en un aparente cambio de estrategia ante la resistencia de los leales a Muamar El Gadafi, mientras afloran nuevas divisiones políticas en sus filas.
Voceros del autodenominado Consejo Nacional de Transición (CNT), que lideró la insurrección armada contra el gobierno de El Gadafi, dijeron que el cese temporal de las hostilidades busca dar tiempo a los civiles para que dejen la ciudad situada 150 kilómetros al sureste de Trípoli.
Con ese fin, los alzados iniciaron una campaña de persuasión a la población con mensajes camuflados en la ayuda humanitaria que intentan enviar desde la periferia de la localidad oasis, pues no han logrado hacerse con el centro y sur, apuntaron algunas fuentes.
Sin embargo, otros reportes aluden a una paralización de las operaciones militares para reorganizar a sus hombres, esperar por refuerzos y tratar de dar el golpe final a uno de los principales bolsones de resistencia del país.
Jefes tribales y gran número de residentes en Bani Walid pertenecen a la tribu Warfallah, la más grande e influyente de Libia, y que en su gran mayoría es afín a El Gadafi, cuyo paradero se ignora desde que los insurgentes tomaron Trípoli el 21 de agosto.
Bani Walid, Sabha, Jufra y Sirte, esta última tierra natal de El Gadafi, son los cuatro bastiones libios que no han podido controlar los rebeldes, pese a ser apoyados por los bombardeos aéreos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Medios locales describen que en el desierto se ven filas de carros con familias que huyen de los enfrentamientos, los bombardeos de la OTAN y la escasez de agua, electricidad, medicinas, alimentos y gas.
Entretanto, los combates terrestres y ataques aéreos contra los baluartes pro-Gadafi ocurren de modo paralelo a los intentos del CNT de tomar las riendas de Libia y formar un gobierno provisional, tarea que prevé concluir dentro de 10 días, pese a las diferencias internas.
Las disputas a nivel tribal, étnico, provincial y religioso son cada vez más evidentes y tornan más compleja la pretensión de reconciliar incluso a los propios sublevados, divididos entre políticos laicos e islamistas que buscan definir el carácter del Estado.
Según medios cercanos a los rebeldes, los islamistas arremetieron contra la corriente del dirigente del CNT Mahmoud Jibril, un profesional formado en Estados Unidos y al que acusan de ser un "laicista extremo" interesado en enriquecerse por acuerdos vitalicios.
Otros círculos cuestionan el protagonismo del comandante Abed-Hakim Belhaj, aliado del clérigo Alí Salabi que criticó a Jibril y cuyo pasado fuentes estadounidenses vincularon con Al-Qaeda.(PL)