La requerida y necesaria buena administración

Todo el esfuerzo de una sociedad puede ser baldío sin las buenas prácticas de una administración eficiente y capaz, que posibilite un rendimiento mayor de la inversión y los gastos. No se trata sólo de un mayor y mejor control de los procesos y recursos empleados; la gestión debe ser racional y efectiva cuando mide el resultado de acuerdo con lo invertido material y financieramente.

Hasta el presente, el modelo con que se ha gestionado la economía en los distintos niveles no ha privilegiado precisamente esta concepción; la cuantiosa entrega de medios e insumos, así como de financiamiento, no se ha visto respaldada por los resultados esperados.

Las valoraciones que se realizan en términos económicos por lo general no se abordan desde ese ángulo y es frecuente escuchar a los principales directivos de las entidades conformarse con cifras de producción y servicios prestados sin evaluar sus costos y lo que se esperaba obtener.

El análisis económico y financiero no puede ser formal, basándose en datos y estadísticas que nada aportan en la valoración de cuáles debieron ser los resultados en correspondencia con los gastos realizados.

Abundantes metodologías y procedimientos, muy completos y calificados, proliferan en cualquier empresa; sin embargo, no es frecuente encontrar las normas de consumo y fichas de producción o servicio con las necesidades exigidas por la tecnología explotada.

Se habla de costo como un indicador estadístico y expresión general de valor, cuando los sistemas que lo sustentan, o no se aplican en las distintas áreas o etapas productivas, o se hacen de forma parcial e incompleta, sin los requerimientos para medir los gastos necesarios.

Cuánto cuesta producir la mercancía o el servicio que se presta y cuánto debería costar realmente utilizando los medios y recursos requeridos tecnológicamente, deviene algo ausente o abordado parcialmente sin la jerarquía exigida, en los informes de los consejos de dirección, asambleas y otros eventos similares.

Desde el eslabón de base hasta el nivel superior, con las particularidades que lo distinguen, los análisis deben cambiar, ponerse a tono con las transformaciones aprobadas por el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba.

En los Lineamientos de la Política Económica y Social de la Revolución se reafirma el concepto de la buena administración, tan necesaria en este tiempo donde prima la estrechez financiera, de recursos y medios materiales disponibles. (Por Marcos Álvarez Arguija, AIN)