Fiebre de sábado en Arte en La Rampa
Nadie puede poner en duda ya que Arte en La Rampa, con sus múltiples opciones del más variado espectro, se ha convertido, al pasar los años, en uno de los espacios de mayor impacto popular en la agenda vacacional de los habitantes de la capital. Decenas de miles de visitantes en flujo constante e indetenible así lo avalan.
Sustentan esta atracción las respuestas de las industrias culturales a las demandas del público, la posibilidad de acceder a bienes culturales al alcance de todos los bolsillos en un abanico de ofertas orientado a la conjugación de valores estéticos y utilitarios, y la integración de un probado talento artístico a la programación.
Entre los momentos más consolidados en la actual etapa sobresale lo que ha venido aconteciendo cada sábado al filo de las 5:00 p.m., cuando los diseñadores de moda van al encuentro de un público que agradece el espectáculo.
Mientras el mundillo de la moda, en otros sitios del mundo, se consagra cada vez más como expresión exclusiva, para consumo de las elites, la propuesta del Pabellón, en la que coinciden esfuerzos del Fondo Cubano de Bienes Culturales y la Asociación Cubana de Artesanos, se destaca por su carácter eminentemente popular.
Ese principio se trasluce en las colecciones de Mayra Erviti, José Luis González, Ariel Nápoles, Castillo, la matancera María del Carmen y Juan Carlos López, este último seleccionado para cerrar la programación de la temporada el próximo sábado, en desfiles bajo la dirección de Juan Carlos Marrero.
Merece mención aparte el caso de Ignacio Carmona (Nachy), protagonista de la más reciente sesión. Su concepto de la moda, como arte, revela imaginación al transmitir a los espectadores la idea de que todo puede ser reciclado bajo un criterio estético riguroso a partir de recursos elementales al alcance de la mano y sin perder de vista la funcionalidad del atuendo.
En atención a la jerarquía que ocupa este espectáculo dentro de la agenda sabatina de Arte en La Rampa viene siendo hora de que los organizadores, al igual que han dispuesto de facilidades para la realización de los conciertos, piensen en habilitar una pasarela permanente. No se necesitan lujos ni derroches técnicos, sino simplemente un escenario que permita al público la adecuada visualización de cada propuesta.(Granma)