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Solidaridad y altruismo, esencia del espíritu nacional en Cuba

Solidaridad y altruismo, esencia del espíritu nacional en CubaEn Cuba la Ética del deber es consustancial con nuestra forma de actuar, de proyectarnos, de ver e influir sobre la sociedad que nos rodea; está hermanada con el espíritu y los sentimientos, con la proyección ciudadana hacia el resto del mundo.

Precisamente el líder cubano Fidel Castro enunció el concepto de Revolución el 1ro de mayo del año 2000, texto breve pero enjundioso, esencia del hacer de los cubanos, y que compendia, además de ello, una actitud ante la vida, válida para cualquier latitud, no sólo dentro de las fronteras cubanas.

Con anterioridad, el Presbítero Félix Varela y Morales (1787-1853) -teólogo, sacerdote e investigador, devenido iniciador de los afanes emancipadores en la Mayor de las Antillas-, concebía que lo bueno para la Patria implica indispensablemente el bienestar individualmente considerado.

Por su parte José Martí (1853-1895), a quien los cubanos llamamos El Maestro y el Apóstol de la independencia nacional, constituye la más elevada expresión de la ética de la liberación nacional aquí, y ejemplo de persona que jamás planteó o difundió algo que no estuviera dispuesto a concretar él mismo en la práctica.

Es ésta una filosofía que excluye cualquier traza demagógica. Así lo demostró Martí durante su corta vida, y Varela durante su existencia de constante batallar en la defensa de sus principios, y en la que el hábito de religioso no frenó al luchador incansable por un mundo terrenal de equidad y justicia.

Así, el hombre –en tanto ser humano- no debe contemplar impasible un crimen que se comete en la persona de otro ser humano. Aunque no siempre su actuar sea consistente con ese principio.

Felizmente acá, en la Mayor de las Antillas, trabajamos en la perenne forja de los valores indispensables para el ser humano, y no permitimos que ningún equivocado o trasnochado lastre la habitual solidaridad y espíritu de cooperación de los cubanos, demostrado con creces en Haití, Venezuela, Ecuador o en cualquier otra nación necesitada de apoyo y colaboración.

Con la misma tenacidad que nuestros antecesores en su momento, defendemos ahora la Ética del deber que nos permite privarnos gustosos de lujos y complacencias, siempre que ello redunde en la preservación de la soberanía por la que lucharon tantas generaciones de cubanos.

Por Esther Borges Moya/Radio Cadena Agramonte.