Cuba apuesta por solución pacífica de conflictos mundiales

Cuba apuesta por solución pacífica de conflictos mundialesHace pocos días, ante el Consejo de Derechos Humanos, en Ginebra, demandaba nuevamente Cuba la solución pacífica de los conflictos mundiales y el respeto a la autodeterminación de las naciones. Se trata de principios que hoy, según la representación cubana, son anulados y pisoteados en varias partes del planeta y, esencialmente, en Africa del Norte, como consecuencia de las agresiones militares y actos intervencionistas de quienes intentan imponerle a la humanidad su satrapía internacional.

Es un llamado que no ha dejado de repetirse por la mayor de las Antillas y otros muchos países progresistas en los más disímiles foros internacionales, y que cobra vigencia precisamente cuando esa agresividad totalitaria del imperio se convierte en actos de fuerza que violan la integridad de otras naciones y se traduce además en muerte y destrucción.

Cuba lo hace, no solo por gesto de elemental solidaridad y de respeto irrestricto a las normas mundiales de convivencia, sino porque además conoce por experiencia propia lo que significa la hostilidad y la vesania criminal de los poderosos.

Pero es también esta condena y exhortación, una urgencia para el mundo.

Está claro a estas alturas que entre las tácticas actuales de Washington y sus aliados figura el retrotraer, manipular o sencillamente burlar a cajas destempladas las restricciones y normas legales mundiales para hacer de sus intereses la única “regla” que cabe a nuestra civilización.

De hecho, en Africa del Norte se invocan pretendidas decisiones concertadas bajo presión en el antidemocrático Consejo de Seguridad de la ONU para, por ejemplo, bombardear territorio libio, o intentar aplicar similar fórmula guerrerista en el caso de Siria.

Se trata de una actuación que guarda la nada casual similitud  con los planes que determinaron el desmembramiento de Yugoslavia hace apenas algunos años, o los que dieron inicio, de manera sombría y manoseada, a las pretendidas guerras antiterroristas en  Afganistán e Iraq, aún sin concluir pese a las promesas formuladas en ese sentido por la actual administración norteamericana.

De manera que cuando Cuba eleva su voz junto a la de otros pueblos para enfrentar los riesgos derivados de las tendencias hegemonistas y unilateralistas de los círculos imperiales de poder, asume de manera muy directa la defensa de uno de los derechos más elementales de toda comunidad humana: el de decidir su propia forma de vivir sin imposiciones ajenas de ningún tipo.

Porque es evidente que nada positivo quedaría  para la mayoría del género humano si cada una de las decisiones, ideas, motivaciones y actos, deben antes ser sometidos a la voluntad del grupo de potentados que cree  que sus intereses constituyen ley absoluta, la cual no puede ser desobedecida so pena del más brutal castigo. (Por Néstor Núñez, AIN)