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Sano orgullo por nuestros médicos en Haití

Sano orgullo por nuestros médicos en Haití Pudiéramos afirmar hoy, que uno de los ejemplos más representativos de solidaridad y altruismo, de amor y humanismo, es la colaboración de los médicos cubanos en el hermano pueblo de Haití.

Si tenemos en cuenta el esfuerzo realizado por el pueblo cubano en brindar ayuda al país caribeño, vemos que actualmente en esa nación se encuentran 766 especialistas cubanos, 466 de los cuales trabajan en Puerto Príncipe, la urbe haitiana devastada casi en su totalidad por el poderoso terremoto ocurrido el pasado 12 de enero, que causó más de 100 mil víctimas mortales.

Se hace patente el sentimiento internacionalista de los galenos de la Isla, que agrupados en un gran contingente, se encuentran distribuidos en brigadas que laboran en varios hospitales de campaña, donde junto a otros colaboradores que integran el ALBA y la ayuda internacional, ya ofrecieron más de 23 mil consultas, incluyendo miles de cirugías, y han inmunizado contra el tétanos a más de 8 mil personas.   

Hace algunos días, el Ministro de Relaciones Exteriores de la República de Cuba, el compañero Bruno Rodríguez Parrilla, en la Declaración leída durante la reunión extraordinaria del Consejo Político del ALBA, expresó la prioridad de un fondo humanitario para Haití, donde el sector de la salud constituye la máxima urgencia del programa establecido.

También en este cónclave se expresó que se trabajará en la recuperación de hospitales y en la construcción y terminación de Centros de Diagnóstico Integral, hasta llegar a una cifra de 10. Todas esas acciones forman parte del quehacer de las colaboraciones de los países del ALBA, donde el sector de la salud cubano tiene un lugar destacado.

Y muestra de esa labor abnegada y de vanguardia de los médicos cubanos es el reconocimiento por doctores y personal de otras naciones, que junto a las brigadas de facultativos de la Isla, realizan su labor humanitaria de curar y salvar vidas.      

Esta actitud mantenida por nuestros galenos es el resultado de una formación y una vocación heredadas desde los tiempos del eminente Carlos Juan Finlay, quien dedicó su vida al desarrollo de la medicina, de la investigación y se puso al servicio de la humanidad, sin más recompensa que dejar un legado a las generaciones de médicos cubanos que hoy se encuentran junto al hermano pueblo haitiano, sin más armas que sus conocimientos y su instrumental clínico y quirúrgico, para generosamente sacrificarse por el bien de sus semejantes.

(Por: Hugo Betancourt Mayoral / Radio Santa Cruz)