Franja de Gaza: la verdad nada oculta
La devastadora y genocida agresión militar de Tel Aviv contra la Franja de Gaza obedece al propósito destacado más de una vez por no pocos analistas, pero a la vez fuertemente silenciado por los grandes medios de prensa y las capitales imperiales: ni Washington ni el sionismo desean un gobierno del movimiento Hamas a las puertas de Israel.
Esa fórmula es el detonante de las constantes presiones que ha enfrentado y enfrenta la población palestina de Gaza, donde en alrededor de 360 kilómetros cuadrados viven millón y medio de personas, con densidad de 416 ciudadanos por cada 100 metros cuadrados, una de las más altas del orbe.
Algún tiempo atrás Tel Aviv vio con buenos ojos y hasta apoyó el surgimiento de diferentes movimientos palestinos, sobre todo confesionales, con el propósito de enfrentar el prestigio unitario del desaparecido Yasser Arafat.
Ahora un Hamas radicalizado y convertido en gobierno les resulta sencillamente insoportable, porque por su intermedio no hay lugar para la deseada domesticación de la resistencia.
No es por gusto entonces que desde el triunfo político de esa agrupación radical, la hostilidad ha sido la moneda sionista y de sus aliados.
No es por gusto tampoco que, a raíz del inicio de la actual operación bélica de Tel Aviv contra Gaza, el presidente George W. Bush y su Departamento de Estado culpen a Hamas por dar origen a lo que califican de “una respuesta defensiva” de los sionistas.
Y ni qué decir de la Unión Europea: con la más tibia de las exhortaciones al diálogo entre las partes contendientes, decidió lavarse las manos en el asunto.
Mientras, para los masacrados palestinos y sus dirigentes radicales, el camino se vislumbra claro. “La brutalidad nunca romperá nuestra voluntad de ser libres”, sentenció Khalid Misch’al, integrante del Buró Político de Hamas.
“La lógica de aquellos que nos piden que abandonemos nuestra resistencia es absurda”, añadió el dirigente. “Absuelven al agresor y ocupante, armado hasta los dientes, mientras culpan a la víctima prisionera y ocupada.”
Ciertamente, esa es la realidad que se levanta en torno a la tragedia de Gaza, donde las políticas imperiales no han cesado de retar con sangre ajena cuanto de honor y honestidad queda en el mundo. (Por Néstor Núñez)