Controlar con eficacia para no errar el rumbo
Entre los aspectos socioeconómicos más significativos vinculados con la gestión gubernamental y administrativa en Cuba, aparece la creación de la Contraloría General de la República, anunciada por el Presidente Raúl Castro al clausurar la reciente sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Mucho se alegrarán viejos economistas, contadores y supervisores, quienes ven resurgir y fortalecerse, al más alto nivel de dirección, los rigores de la fiscalización.
La vida se ha encargado en demostrar cuán caro se pagan los errores al desatender controles administrativos y en particular, la contabilidad.
Al asumir la futura Contraloría funciones del actual ministerio de Auditoria y Control, y elevar su rango, subordinada directamente al Consejo de Estado en la estructura gubernamental y administrativa, nada ni nadie quedará exento de la debida y pertinente supervisión integral.
Como anunció Raúl, en Cuba la Contraloría asumirá también funciones complementarias, que rebasarán las que habitualmente abarca en otros países.
Sin apresuramientos, pero con urgencia, el proyecto debe estar listo para conocimiento del Parlamento a mediados de 2009. Obviamente, la Contraloría no suplantará funciones de nadie, pero, como también preciso Raúl, “(…) debe contribuir de manera decisiva a fortalecer la exigencia en el cumplimiento estricto del deber por todas las estructuras de dirección".
Al supervisar cuentas y gastos públicos, la Contraloría será importante paso institucional hacia adelante, sumamente necesario como parte de un conjunto de instrumentaciones tendentes a garantizar la reducción de erogaciones, elevar realmente la eficacia de la gestión y el saneamiento de las finanzas presupuestarias. (Por Roberto Pérez Betancourt)