Original de Cuba
La cubana Orquesta Original de Manzanillo también navega hacia su medio siglo de creada guiada por la gracia de su timbre musical, iluminada por Benny Moré y de la mano renovadora de su empírico e inefable director, Wilfredo ¨Pachy¨ Naranjo Verdecia.
Nueve lustros de fundada cumplió esa agrupación delirio de los fanáticos admiradores de su terruño, y de amplia simpatía entre el público del oriente cubano, de otras regiones del país y allende de los mares.
Bartolomé Masó Márquez, Don Manuel de Jesús Calvar y Oduardo (Tita Calvar), Agustín Martín Veloz ¨Martinillo¨, Francisco Calderío (Blas Roca), Carlos Puebla, ¨Pity¨ Fajardo y sus hijos adoptivos Manuel Navarro Luna y Celia Sánchez Manduley o la renovadora Revista Orto, entre muchos otros, constituyen solo ejemplos que inspiran y enriquecen el espíritu de los carismáticos manzanilleros.
A esa historia local se ha sumado por trascendencia y derecho propio la actual Orquesta Original de Manzanillo que ha tenido tres grandes períodos y varios nombres claves en su formación a partir de su surgimiento en una escuela local de segunda enseñanza que dirigía un virtuoso hacedor de nuevas generaciones y que tuvo a su favor igualmente ser educada durante gran parte de su aún joven existencia, por los sentidos nada bondadosos de pedagogos ortodoxos.
Wilbia Verdecia y Wilfredo Naranjo Gautier, padres de ¨Pachy¨ Naranjo, maestra y actriz, e investigador histórico y profesor de inglés, respectivamente, tuvieron la sapiencia de transformar a adolescentes jóvenes estudiantes y trabajadores provenientes de diferentes estratos sociales manzanilleros, en una familia regida por muy sólidos principios éticos y morales.
Esos patriarcas tampoco permitieron bajo ningún concepto, siempre persuadiendo, la incorporación de canciones o estribillos con letras banales ni superfluas en el repertorio de la agrupación musical.
En los momentos difíciles de los inicios, otras figuras fueron igualmente claves: Rafael Lay Apesteguía, y José ¨Chiqui¨ Pérez Varona.
El esfuerzo de las personas citadas, entre muchas otras, hizo que el árbol no naciera torcido, fuera apegado al nutriente de su tierra natal y diera los frutos esperados: una agrupación musical con severas normas éticas de comportamiento e integridad, sonido propio, querida ardientemente por sus paisanos, bendecida por la crítica desde sus inicios y con simpatía popular más allá de los límites de su localidad.
Sones, boleros, guarachas, pregones autóctonos, poupurrit de música cubana, guaguancó y versiones de temas populares: El equipo oriental, La pelotita, En Cuba el son no se ha muerto, Más Nadie que el son, Camaronero, Un guaguancó para hoy, Zarzamora, El Diapasón y muchos más, marcaron la primera etapa de la OM.
En ese período se perfiló su actual y diáfano timbre musical que fusiona elementos de la cultura originaria del son, el órgano oriental y de la melcocha manzanillera.
En el segundo momento 1983 -1993, a mi juicio, el más importante de sus nueve lustros, ocurrió el espectacular desborde nacional e internacional de la Original de Manzanillo.
Devino el sortilegio y luego el enjambre de temas que se han convertido en antológicos en la música popular bailable cubana. Cualquiera de ellos pudiera ser tomado como botón de muestra para deshacer el añejo apotegma de ¨Nadie es profeta en su tierra¨.
En el período actual la OM navega de manera estable y con la dignidad que le da una jerarquía de nueve lustros entre lo más decoroso del pentagrama de la música popular cubana y mantiene un muy distinguido reconocimiento nacional e internacional.
Ellos han realizado una faena titánica, desde la llanura del Cauto impusieron ante el mundo la gracia de su música, la defensa de los valores culturales de su terruño, la humildad y decencia de su pequeño gran director y la simpatía natural de algunos de sus miembros en diferentes momentos.
A 45 años de nacida, la Original de Manzanillo deshizo un proverbio, cumple la profecía de su primer nombre, y proyecta un eterno andar desde un bastión histórico de la cultura cubana. (Por Benito Joaquín Milanés/AIN)