Nace una flor

Nace una florQuienes visitaron este viernes la heladería Coppellia en El Vedado, fueron testigos del ajetreo de un grupo de hombres que intentaban colocar en su lugar la estructura de acero levantada por el largo brazo de una grúa.
  
Mientras los servicios se mantenían con aparente habitualidad, dependientes y comensales seguían con la mirada las maniobras que descubrían algo así como el esqueleto de un tallo, hojas y pétalos.
  
Como la curiosidad se encierra en signos de interrogación, encontramos respuestas.

                             
La escultura

  
Un tallo de mariposa se eleva con el mismo ritmo de elementos transparentes que vuelan. La escultura que asoma a la vista es un homenaje a la más autóctona flor de la Revolución, Celia Sánchez Manduley, en ocasión del aniversario noventa de su natalicio, que se cumple el próximo nueve de mayo.
  
Se trata de la respuesta del escultor Andrés González a una petición de los trabajadores de Coppellia. La instalación que Celia defendió como proyecto tiene ahora un espacio para recordarla.

                            
Varias fases

  
Solo disponen de tres semanas, todos quieren culminar a tiempo para celebrar el cumpleaños de Celia. Por eso todos apoyan: los trabajadores de Coppellia y hasta los vecinos del taller donde se concibió la obra.
  
Necesitaron paciencia y destreza al colocar y soldar la estructura de acero. Prosigue el modelado con cemento, para llegar a la pátina, con tonalidades verdes, carmelitas y ocre, previos al blanco de los pétalos.

                     
Confesiones del artista

  
Antes de comenzar el trabajo, Andrés escuchó el testimonio de hombres y mujeres de pueblo. Le sorprendió la voz temblorosa de obreros, técnicos, ingenieros, federadas, investigadores…que compartieron de algún modo con Celia.
  
De cada una de las historias, emanaba un sentimiento semejante, una especie de orgullo infinito por haber conocido a esa “gran sencilla mujer”.

              
Sin otro pago que el placer de construir

  
Arsenio Saavedra, director de Coppellia, reconoce la disposición del artista y disfruta el entusiasmo colectivo de los hombres que dirige y de cuanto cliente se acerca para agradecer la iniciativa.
  
Muchos lo asumen como una idea inevitable, retardada en el tiempo.
  
Quienes visiten por estos días la instalación descubrirán poco a poco el nacimiento de una escultura que, de seguro, arrancará sonrisas y hasta quizás alguna lágrima, porque la ternura y la incondicionalidad de Celia caló fuerte en el corazón de los cubanos.

Por Madelín Ramírez Pérez (Servicio Especial de la AIN)