Tecnología

Cómo evitar los goles fantasmas: las tecnologías en el fútbol

Hace medio siglo, con Wembley enloquecido, el árbitro Gottfried Dienst no quiso meterse en el ojo de un huracán y decretó gol un disparo del ariete inglés Geoff Hurst que, según todos los alemanes vivos y todavía por nacer, pegó en el travesaño y rebotó en la línea, sin entrar en la portería.

Se jugaba la prórroga de la final del Mundial de 1966, entre los ingleses y la siempre contundente armada alemana, con empate a dos en la pizarra después de 100 minutos de desgaste, por lo que el tanto supuso un punto de ruptura.

Solo unos instantes más tarde, el propio Hurst anidaba otra diana para convertirse en el único hombre capaz de marcar tres goles en la final de un Mundial, y de paso, para darle el único título a la escuadra de los Tres Leones.

Por las vueltas que da la vida, 30 años después, la Universidad de Oxford, el centro de altos estudios de habla inglesa más antiguo del mundo, probó en una investigación que a aquella pelota golpeada por Hurst en el polémico gol, le faltaron seis centímetros para cruzar la línea por completo.

Este es solo un ejemplo entre cientos de goles fantasmas decretados o no en la historia del fútbol, que guarda también como destacados el famoso tanto de Michel no concedido a España contra Brasil en la edición de 1986, o más recientemente la polémica (de nuevo) entre Alemania e Inglaterra por una diana que el árbitro uruguayo Jorge Larrionda invalidó a Frank Lampard en el 2010.

Justo este último incidente en la lid universal de Sudáfrica detonó las alarmas y puso a pensar a la FIFA sobre la posibilidad de utilizar la tecnología para terminar de una buena vez con los incómodos debates y las injusticias sobre la línea de gol.

Tras dos años de cruenta oposición, Joseph Blatter y el resto de su camarilla, todavía con los millones en el bolsillo, meditaron la opción de acudir a nuevos métodos implementados en otros deportes para corregir decisiones humanas, lógicamente imperfectas.

“Es imposible que el árbitro y la gente por televisión sepan si el balón ha entrado o no. No es visible para el ojo humano, que solo recoge 16 imágenes por segundo”, comentó hace varios años Johannes Holzmüller, director del programa de calidad de la FIFA, a sabiendas de la resistencia que podía aparecer con el uso de nuevas tecnologías en los grandes escenarios.

Por ello, antes de lanzarse a recurrir definitivamente a las cámaras y las máquinas computarizadas en un Mundial, la FIFA apostó por probar sus novedosos juguetes en los Mundiales de Clubes de Japón (2012) y Marruecos (2013), además de la Copa Confederaciones (2013) en Brasil.

Incluso así, previo al Mundial de Brasil existían muchas dudas sobre el real impacto del sistema, sobre todo porque algunos especialistas presagiaban un cambio brusco en las esencias del deporte.

Sin embargo, la International Football Association Board (IFAB), organismo guardián de la aplicación de leyes en el fútbol, dejó bien claro que el objetivo de la tecnología no sería sustituir a los jueces de línea, sino servirles como herramienta a la hora de decidir si un balón entra o no.
Desde arriba… las cámaras te miran

Planteada y medianamente aceptada la idea de acudir a la tecnología, faltaba entonces definir cuáles serían los métodos prácticos, las herramientas que a la postre darían a los jueces más argumentos para anular o validar un gol.

Así surgen diversos sistemas como el Goal Control y el Hawk-Eye, basados ambos en la instalación de cámaras en los estadios capaces de seguir e interpretar la trayectoria del balón y su posición, detalles que les permiten ofrecer una respuesta elocuente en los casos que sea complejo determinar por el ojo humano lo sucedido en el campo.

Como es lógico, multitud de compañías y marcas se han lanzado al mercado con sus propuestas de sistemas similares, por lo que la IFAB estableció cuatro puntos innegociables a cumplir por dichas tecnologías.

Las mismas deben entregar un resultado exacto, inmediato y directo a los árbitros, ya sea a través del reloj, por vibración o por una señal visual, y solo se aplicará en la línea de meta (no en otros límites del terreno) para definir un gol.

El sistema que tomó la delantera y pasó a la historia como el primero en ser utilizado en un Mundial fue el Goal Control, que se puso a disposición de los jueces en Brasil 2014. El mismo consiste en 14 cámaras (siete en cada portería) que emiten 500 frames por segundo en imágenes 3D, haciendo que se crucen entre sí hasta ofrecer un veredicto que se transmite en solo un segundo al árbitro a través de una vibración en su reloj.

“Es un momento histórico”, reconoció en su momento Dirk Broichhausen, responsable de la tecnología, quien aclaró que no hay riesgo de intromisiones por Internet para variar el veredicto, pues es un procedimiento offline.
Hawk-Eye, un paso superior

Sin embargo, poco a poco el Goal Control ha sido desplazado en los grandes escenarios futbolísticos por el Hawk-Eye (también aprobado por la IFAB), propiedad de Sony y líder mundial en cuanto al procesamiento de imágenes para el deporte, sobre todo porque ha ido más allá de determinar el veredicto de una jugada.

El Hawk-Eye funciona igualmente con varias cámaras Alta Definición ubicadas en sitios estratégicos de la zona de juego, que siguen el movimiento de la bola, graba la trayectoria y la convierte en una clara imagen gráfica en movimiento. Todas las tomas se procesan y generan un cuadro en tres dimensiones, y posteriormente se envía una señal al reloj del árbitro que le indica si debe o no pitar el gol.

Si se bloquea la vista en varias cámaras a la vez, el software todavía puede calcular de forma precisa, e incluso predecir, la ubicación de la pelota. Además, alcanza una dimensión superior pues los medios pueden utilizar esas imágenes para analizar los partidos, o crear simulaciones con fines de formación o entretenimiento.

De acuerdo a las promociones de la marca, los datos grabados con el Hawk-Eye permiten crear estadísticas y tendencias para cada jugador, pues son vistos desde varios ángulos durante los partidos, lo cual es muy valioso en los entrenamientos de cara a que los hombres conozcan y trabajen en sus puntos débiles.

Si hablamos del fútbol, la tecnología de Ojo de Halcón es bastante novedosa y lleva, cuando más, un lustro de explotación, pero en otros deportes como el criquet, el billar, el hurling y el tenis ya se cumple una década de su aplicación, si tomamos como referencia primaria el US Open en el 2006.

En aquella lid, a la cual antecedieron algunas pruebas de campo en Nueva York y Miami, se utilizó por primera vez de manera oficial con resultados divididos, aunque sin dudas la aplicación representó una mejora considerable en cuanto a la reducción de escándalos por protestas de los deportistas.

Su base no tiene variaciones, y permite a los jueces tener un criterio más fiel de los botes de la pelota, que en el caso del tenis alcanza velocidades superiores a los 200 kilómetros por hora. Cuando una bola se dirige a las líneas a semejante rapidez, es casi imposible determinar con un 100% de acierto si se encuentra out o in.

Ya este método se ha vuelto indispensable en el circuito de la ATP, con sus prestigiosos y centenarios Grand Slam en Australia, Roland Garros, Wimbledon y Estados Unidos. Son pocos los partidos que transcurren sin los “challenge” de los jugadores, quienes pueden reclamar hasta tres veces por set.

El funcionamiento del sistema se basa también en la distribución por toda la pista de cámaras ?10 en este caso?, las cuales están equipadas con sensores de alta resolución para recoger la trayectoria de la pelota sin perder ningún detalle.

En una unidad central se recepcionan las imágenes, y del fruto de su triangulación se genera un mapa 3D de la pista en el cual se recrea todo el camino de la bola. Todo esto se proyecta en los escenarios y en las transmisiones televisivas, detalle que aumenta la dimensión de la experiencia de visualización en directo.

Una década después de su implementación oficial, y tras sortear cuestionamientos de todo tipo, el Ojo de Halcón se ha asentado en torneos de vital importancia, con un margen de error que ronda los tres milímetros, rango bastante bajo si tenemos en cuenta lo complicado que resulta procesar tanta información en muy poco tiempo y a velocidades estratosféricas.
Resistencia versus apoyo, duelo de intereses

El uso de la tecnología se ha expandido por completo en el mundo del músculo. Son muchos los deportes suscritos a los adelantos para determinar cuestiones importantes en las competencias, lo cual ha generado cierto recelo entre los puristas, temerosos de que pierda valor el factor humano en las canchas.

Todavía se ve como una amenaza la utilización de los pulsómetros, los chips en las botas de los futbolistas, las cámaras de movimiento en los tabloncillos de baloncesto y voleibol para medir con exactitud diversos parámetros de rendimiento de los atletas, o la repetición de jugadas en el béisbol.

El fútbol no ha estado exento de las críticas por la aplicación del Hawk-Eye o cualquier otro sistema a fin de erradicar las decisiones fallidas en la línea de gol. Las principales críticas se enfocan en que con estas nuevas variantes el juego puede perder su dinamismo y esencia.

En un panorama donde algunos deportes luchan por reducir los tiempos que demoran las acciones, el fútbol se encuentra en un sitial privilegiado por la duración de los partidos, rápidos y generalmente marcados por la intensidad.

Algunos especialistas temen porque se incrementen los tiempos de choque al destinar minutos a la revisión de videos, lo cual hasta el momento no ha sucedido gracias al tremendo desarrollo de las tecnologías que ofrecen resultados fieles en tan solo un segundo.

No obstante, figuras del arbitraje como el suizo Masimo Bussaca, responsable de jueces de la FIFA, o el italiano Pierluigi Collina, con el mismo cargo en la UEFA, se han manifestado a favor de la implementación de dichas medidas, las cuales, lejos de limitar la capacidad de acción de los árbitros en la cancha, les ofrece nuevas herramientas para pulir su trabajo.

“Esta tecnología es fantástica y va muy en consonancia con los niveles de calidad. Los árbitros podrán trabajar con esta detección automática y les facilitará su labor”, consideró Bussaca.

Pierluigi Collina, actual responsable de jueces de la UEFA, apoya el uso de la tecnología en la línea de gol. Imagen: dagbladet.no

Por su parte, Collina, quien se mueve más en el entorno del Viejo Continente, valoró de muy positiva la introducción de la tecnología de la línea de gol en la Euro de Francia 2016, confirmada recientemente.

“La tecnología de la línea de gol es complementaria con el trabajo de los árbitros de área, cuya tarea principal no es decidir si el balón cruza o no la línea. De hecho, son los responsables de controlar todo lo que sucede en el área en general, ayudando al árbitro principal a tomar decisiones importantes”, argumentó el italiano.

Retirado desde hace varios años, Collina expresó que para juzgar los incidentes en la línea de gol, los árbitros de área deberían “centrarse en la línea de gol antes de que el balón llegue, por lo que podrían perderse algo que ocurre al mismo tiempo en otro lugar del área. Esto puede reducir la efectividad de la ayuda que se supone que deben ofrecer al árbitro.

El fútbol ha cambiado desde todo punto de vista. Solo hay que comparar las vestimentas de los jugadores en la actualidad y hace 60 años para darnos cuenta de la lógica evolución, que proseguirá en el futuro tras el estudio de las nuevas propuestas planteadas en la Reunión General Anual de la IFAB, celebrada en Cardiff en febrero.

El uso del video, los banquillos de castigo o la posibilidad de permitir una cuarta sustitución en partidos con prórroga fueron algunos de los asuntos que se abordaron en la cita, presidida por el nuevo mandamás de la FIFA, el suizo Gianni Infantino.

Concretamente, el proceso del video será experimental por espacio de dos años a fin de evaluar su impacto y probar “si es lo que el fútbol necesita”, como expresara en la reunión el director ejecutivo de la Asociación Irlandesa de Fútbol, Patrick Nelson.

De fructificar los experimentos de ayuda al árbitro en situaciones de gol, penalti o expulsión por roja directa, la aplicación se produciría en la temporada de 2017–2018, una vez haya sido estudiada a fondo. “Los partidos amistosos son un escenario ideal para iniciar la prueba de la asistencia de video”, valoró Stewart Regan, representante de la federación escocesa.

Gianni Infantino, nuevo presidente de la FIFA, aboga por incluir el uso de la tecnología en varios aspectos futbolísticos. Imagen: independent.co.uk

“Debemos valorar el impacto que el uso de la tecnología tiene sobre el desarrollo del juego. Debemos valorar qué es lo mejor para el fútbol. Tenemos que hacer pruebas para saber si tenemos que aplicarlo o no. Debemos liderar una discusión, no bloquearla”, añadió al respecto Infantino, quien ya se había pronunciado a favor de los sistemas para detectar goles fantasmas en competiciones europeas.

“Nos ayudará. Es parte del mundo en el que vivimos. Se despejará toda duda sobre si se metió un gol o no”, confesó el suizo en otro encuentro en Nyon, Suiza, en el cual se aprobó la utilización de esos sistemas en la Liga de Campeones a partir de la venidera temporada, y en la Europa League en la siguiente.

Esto representa un logro gigante en el ambiente de la UEFA, porque bajo el mandato del presidente Michel Platini, suspendido en este momento, el asunto de las ayudas electrónicas a los árbitros había sido condenado al fracaso una y otra vez.

En una clara muestra de autonomía, la Bundesliga alemana, la Premier League en Inglaterra, el Calcio en Italia y la Ligue 1 de Francia, cuatro de los principales certámenes domésticos en Europa, ya habían implementado los sistemas, siendo los ingleses los pioneros en el 2013.

Por supuesto, este paso de la UEFA en la Liga de Campeones supone un alto desembolso monetario, un desafío mayúsculo, incluso para grandes potencias económicas, pues habría que instalar las herramientas en casi un centenar de estadios alrededor del continente, motivo por el cual se ha pospuesto una temporada más la aplicación en la Europa League.

Por cierto, llamativo que en el entorno europeo las principales ligas hayan acogido los métodos electrónicos para la detección de goles fantasmas, salvo el caso de España, donde todavía no han aparecido ni siquiera intenciones de aplicarlos.

Tal decisión ha generado múltiples críticas a los federativos españoles, que prefieren jugar a la antigua y dejar a los asistentes con las culpas, una carga más para un arbitraje que está valorado como uno de los peores en el Viejo Continente.

El fútbol es solo una pequeña expresión de la aplicación de estas innovaciones tecnológicas al deporte. La natación, por ejemplo, vivió la irrupción de los bañadores mágicos en el 2008, compuestos por materiales high-tech como el poliuretano y el neopreno.

Trajes de neopreno usados por nadadores. Imagen: technojetswim.com

Con estos trajes, que dotaban a todos de mayor flotabilidad, nadaron en las piscinas auténticos tiburones, capaces de quebrar hasta 43 récords del orbe en la cita mundial de Roma 2009, 18 más que en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 y 28 más que en la anterior lid universal de Melbourne 2007, lo cual desembocó en la prohibición radical de dichos bañadores a partir del 2010.

En esto de los trajes el atletismo también tiene precedentes, siendo el más significativo el utilizado por los velocistas de Estados Unidos Tyson Gay y Justin Gatlin en las Olimpiadas de Londres 2012. Su indumentaria de cuerpo entero, según la marca que la fabricó, les permitía mejorar en 0.023 segundos sus registros en el hectómetro.

El ciclismo y el automovilismo persisten con auténticas y constantes transformaciones de los bólidos, mayormente visibles en las lides profesionales donde se enfrentan desde todo punto de vista decenas de marcas y escuderías buscando la cúspide.

Además, en la actualidad la revolución tecnológica se va más allá de la alta competición. Ya desde la etapa de formación de atletas es perceptible la mano de las computadoras, capaces de crear planes idóneos de entrenamiento y proveer a los más jóvenes de equipaciones para facilitar su desarrollo.

Pionera en este sentido es la Fundación Marcel, escuela española de fútbol presente en 28 países hace casi 30 años, dirigida por José Ignacio Marcel, otrora jugador del Real Madrid, Barcelona, Espanyol y La Roja.

“En la actualidad usamos un software que analiza la distribución de los jugadores en el campo y nos ayuda a valorar su rendimiento físico. Pero también contamos con aplicaciones telefónicas, pulsómetros, sensores de varios tipos, gafas con cámara integrada e incluso un drone, un pequeño aparato capaz de volar por control remoto y grabar imágenes que nos permiten analizar los movimientos tácticos desde una perspectiva aérea”, comentó recientemente Marcel, quien ha hecho de su proyecto todo un éxito a nivel mundial.

A este ritmo avanza el deporte en nuestro planeta. Con la tecnología a disposición del mundo del músculo se ha ganado en legitimidad y, por supuesto, los progresos han atraído cada vez a más público a recintos de competencia, o a los despachos de las cadenas televisivas (fuente de ingresos fundamental en el deporte) para pagar por tener en sus casas los canales de transmisión en directo.

Con los adelantos el margen de error se reduce drásticamente y en el futuro será aún mejor. Me viene a la mente que, ahora mismo, donde quiera que estén, Gottfried Dienst y Geoff Hurst, deben andar en plena disputa: Hurst, escudado en aquella visión fantasma en la línea de meta que lo convirtió en héroe eterno; Dienst, firme, clamando su inocencia ante la acusación de ser el villano perenne al no existir hace medio siglo las tecnologías de hoy.

Meme generado a partir del gol anulado a Frank Lampard en Sudáfrica 2010.

(Tomado de Cachivache Media)