Avanza cunicultura en Santa Cruz del Sur

Símbolo de fertilidad por su gran capacidad reproductiva, de sedosa y fina pelambre, además de una excelente complexión atlética, el conejo en los cuentos populares asiáticos vivía en la luna. En Santa Cruz del Sur 105 criadores y un centro multiplicador, se encargan del fomento, crecimiento y ceba de estos lepóridos, integrantes de la familia de mamíferos lagomorfos.

La Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA) en este territorio austral, posee en estos momentos una masa total ascendente a los 956 animales con 235 reproductoras.

“Los objetivos están bien definidos: ofertarle a la población y a las entidades interesadas los pie de crías, como base alimentaria para el pueblo y hacia los restaurantes de la Empresa de Comercio y Gastronomía”, nos aseveró Ofelio Enrique Reyes Torres, dueño absoluto, hace 15 años, del centro multiplicador Leidis Diana, creado en el patio de su hogar. “Le puse el nombre de mi primera nieta”, expresa entusiasmado.

Desde allí han salido parejas de jóvenes conejos para el Sector Educacional y la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) Nueve de Noviembre, enclavada en tierras del poblado El Francés, donde reside el adiestrado productor.

“El pasado 2011 logré 297 nacimientos, con una baja mortalidad y vendí 160 animales, lo que suma 400 kilogramos de carne. Durante el transcurso del 2012 se han producido 127 nacimientos de un plan establecido sobre los 400 y lo previsto en aporte de carne avanza positivamente”.

El Pardo cubano, la California, Nueva Zelanda, Mariposa y Cruce de gigante con el Pardo Cubano, son las razas que con buena salud nacen, crecen e incrementan peso desde las jaulas construidas de tela metálica. “Tengo, para desarrollar la cunicultura, dos ranchos grandes de madera, cobijados con guano: uno de ellos está destinado a las reproductoras, en la mitad del otro se acomete la ceba y el espacio restante es para la reproducción del Pardo cubano legítimo”, refirió Reyes Torres

De piel cobriza, andar rápido, éste santacruceño le da trajín a su delgadez., “porque aunque ya haya sobrepasado la media rueda, no puedo dejar para luego las tareas que urgen. Por ejemplo mantener la higiene de las jaulas. Todos los meses se les debe pasar fuego a la tela metálica, ya sea con un pedazo de papel o un soplete, para retirarle la lana; las vasijas donde se echa el agua se deben lavar a diario y cada 15 días regar cal en el interior de las jaulas y en la tierra de las áreas donde se encuentran”.

Como dice el refrán el precavido vale por dos, es así como se evitan los brotes de diarrea en la masa, el parásito intestinal y la sarna. “Tengo a la mano los medicamentos indispensables- afirmó- para contrarrestar estas enfermedades… hay que permanecer atento para atajar cualquiera de estas patologías”.

En cada una de estas celdas criollas la yerba fresca no falta porque la masa, sobre todo los más jóvenes, tienen en todo momento un buen apetito. El oro azul, girasolillo, piñón de jardín, bejuco de boniato, morera y la moringa, entre otras yerbas, la necesitan al igual que el forraje (caña de azúcar y kingrass).

“Yo creé un pienso casero eficiente- manifiesta el cunicultor- ligando la cáscara de maní molido, harina de pescado, paja de arroz y un poquito de norgol, es un alimento concentrado como para que se chupen hasta las patas. Le doy sólo dos cucharadas a cada uno”.

En cuanto al incremento de las crías: "las hembras paren entre los 30 y 33 días de seis a ocho gazapos. Luego de nueve a 15 días se les llevan las hembras a los machos para que las vuelvan a gestar. Pudiendo parir seis veces en el año. A los 20 días exactos se les retira a las progenitoras los nidos y se colocan cerca de los pequeños para que estos no se estresen. Como se puede apreciar la ACPA no tiene conejos en la luna”.

Un círculo de interés forma a pioneros

Este patio de excelencia nacional es visitado frecuentemente por pioneros de la escuela América Lavadí Arce, del propio poblado El Francés, quienes aprenden a manipular y atender los conejos. Para alegría nuestra se encontraba de visita en ese momento en la casa de su abuelo Ofelio Enrique, la nieta Leidis Diana Reyes Pérez, quien desde hace algún tiempo vive en La Habana.

“Es un orgullo saber que mi abuelito pensó en mí para ponerle el nombre a este patio- asevera la pequeña-. Aunque vivo lejos, siempre me comunico con él para saber sobre estos animalitos… yo también los quiero. Me he comprometido a ser una pionera ejemplar, estudiar bastante, pues voy a iniciar el primer grado”.

Yenisei García Olazábal conoce el nombre de todas las excelentes reproductoras: “Aunque se parecen se cómo diferenciarlas por la tonalidad de los colores y otras características a Yuli, Leticia, Marta, Micaela, Chaquira, Loli, Marcia, Lola… son en total 31. He aprendido sobre los alimentos que deben comer, cómo criarlos y garantizarles higiene”.

“Estoy en este círculo de interés porque siento amor por los conejos”, dice Osmel Ortiz Brizuela. “Son graciosos, intranquilos y comilones cantidad… creo que nunca se llenan”. (Radio Santa Cruz)