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Colosal despedida a un grande

Colosal despedida a un grandePinar del Río, 27 dic .- El estadio Capitán San Luis pareció ensancharse para dar espacio a una gran multitud de aficionados que acudieron este domingo a despedir del béisbol activo al pinareño Pedro Luis Lazo, el pitcher más ganador en Series Nacionales.

Engalanado, el principal parque de esta occidental región del país, pese a las frías  temperaturas, de pronto tomó un  calor especial, cuando escoltado por la motorizada entró al terreno a bordo de un quitrín, acompañado por su esposa e hijas.
  
Visiblemente emocionado y junto a Osmany Urrutia y Donald Duarte saludaba a las más de 15 mil personas que se dieron cita desde horas tempranas en el Capitán San Luis, para ser testigos de una jornada excepcional.
  
En su recorrido, desde las gradas sonaba la conga, lanzaban consignas y otras iniciativas, como muestra de cariño y respeto al llamado rascacielos pinareño, quien jamás cedió ni un tantico así ante  propuestas de cazatalentos enemigos de la Patria.
  
De inmediato comenzó una bonita ceremonia, repleta de colorido,  en la que las direcciones del Partido, el gobierno, el INDER, además de otras organizaciones, organismos, y artistas plásticos, entregaron estímulos al atleta, que hoy dejó colgado para siempre su uniforme con el emblemático número 99.
  
Agresivo en el box, de carácter campechano, compartidor, sencillo, modesto, se vio alegre a pesar del momento tan especial, quizás por el convencimiento de que esta era la hora justa para el retiro del también considerado el lanzador latino más ganador de la historia en ligas de calidad.
  
Único pelotero del mundo con cuatro finales olímpicas, este hombre fuerte, de 192 centímetros de altura y un peso de 236 libras, posee una gran sensibilidad que lo conminó a convertirse en padrino de la Casa de niños sin amparo filial, presentes en la ceremonia, y a desear, tras la despedida, trabajar con infantes.
  
Baloncestista frustrado, sacó como experiencia que en la vida las personas no siempre pueden hacer lo que prefieren y anhelan, por eso debutó con éxito en la pelota, donde resultó protagonista en la mayoría de los títulos cubanos y ostenta  entre sus títulos internacionales tres Juegos Panamericanos, tres copas intercontinentales, cuatro campeonatos mundiales, cuatro medallas olímpicas  y también medallista de plata en el primer clásico mundial de béisbol.
  
La razón le asiste a Luis Alberto Carmona, uno de sus seguidores, cuando terminada la ceremonia de despedida y visiblemente animado confiesa que esta ha sido una jornada histórica, pero no un adiós al ídolo, pues su forma de pitchear,  su grandeza como atleta,  estará viva por siempre en el recuerdo de los cubanos.
  
Y es que sus fanáticos saben que continuará la leyenda del gigante de ébano desde cualquier responsabilidad que en lo adelante asuma.
  
Mientras, los pinareños tendrán  el privilegio de tropezar con esa gloria  en sus acostumbradas vueltas por el barrio, o  por alguna esquina de la ciudad, para conversar, como siempre lo ha hecho de tu a tu con cualquiera, con su inseparable puro, como si fuera el más insignificante de los hombres.  (AIN)