[:es]Si pudiera regresar a los 20 años volvería a ingresar al MININT[:]
[:es]Santa Cruz del Sur, 12 feb.- La creación de las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR) en los primeros meses de la conquista de la plena independencia del pueblo, encabezada por Fidel, fue de igual manera un gran acontecimiento popular en el municipio camagüeyano de Minas.
“Allá vivía con mis padres y siete hermanos. Los trajines rudos nos tocaba al otro varón, al viejo y a mí, porque las hembras tenían otros quehaceres al lado de mamá”.
Cuando el 1958 estaba casi por concluir la guardia rural le advirtió a la familia del entrevistado, además a otras que ocupaban tierras en la finca San Antonio, que si el primero de enero del siguiente año no habían abandonado los bohíos le serían quemados y sus moradores echados al camino real.
“La dueña de ese latifundio se quedó con los deseos de fomentar la cría de ganado vacuno. El Comandante en Jefe llegó y mandó a parar los encarnizados abusos hacia la clase humilde. Los guajiros analfabetos de aquella época, entre ellos yo, nos vestimos de milicianos para proteger a la Revolución Cubana por los cuatro flancos”, evocó colmado de satisfacción Miguel Andrés Puig Ruiz de Villa.
En la Sierra de Cubitas enclavada en territorio agramontino, los de verdeolivo le tendieron la estratégica trampa a los traidores integrados a las bandas contrarias al proceso convertido para siempre en estrella indómita en la Isla.
“Esa gente estuvo al mando del desleal Hubert Matos en el Ejército Rebelde. La ayuda de muchos campesinos contribuyó a desgajarles las intenciones a esos malhechores. Le demostramos que con los soldados de Fidel el fuego se ponía bravo de verdad”, acotó el también fundador de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y miembro de la Asociación de Combatientes.
Miguel Andrés mantuvo listo el fusil desde la trinchera al producirse la crisis de los mísiles entre el 22 y 28 de octubre de 1962. “En un barco nos montaron a una Compañía de hombres bien armados. Nos ubicaron en Cayo Sabinal, en el territorio de Nuevitas. Los mosquitos y los jejenes nos dieron fuete hasta por gusto, pero no hubo rajados”.
Los americanos quisieron por allí crear una cabeza de playa, comentó el lugareño, vecino del poblado Cándido González. “No se lo permitimos. A la orilla del cayo llegaban los hombres ranas del bando enemigo, pero nunca se atrevieron a poner un pie en la arena”, indicó eufórico.
El largo periodo del servicio activo en el Ministerio del Interior (MININT) lo ejecutó eficazmente en la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), en un Comando Contra Incendios, también en la rama Cárceles y Prisiones. “Quisiera tener 20 años de edad para volver a ingresar al MININT”, afirmó emocionado Puig.[:]