Se pesca con arte en Santa Cruz del Sur

Santa Cruz del Sur, 15 sep .- Un pequeño colectivo de cuatro trabajadores, tiene a su cargo el taller de las artes de pesca, ubicado en amplio espacio de una gran edificación en la Empresa Pesquera e Industrial (EPISUR) “Algérico Lara Correa” de Santa Cruz del Sur.

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Se desenvuelven enamorados en las tareas por consumar. En los constantes deberes  enfrentan los desempeños porque son tenaces por naturaleza en los cortes del acero, las soldaduras, las armaduras de las nasas, las incisiones en la malla plástica, los tejidos y puntadas con distintos tipos de hilos.

“Así somos, un colectivo chiquito, unido día a día, desempeñando lo que se nos pide, aunque debamos alargar en ocasiones la jornada laboral”, manifestó inequívoca Aracelis Suárez Suárez, Cheli, la única operaria femenina.

Tuvo ocupaciones en el área de subproductos de la industria; al enterarse que un curso sobre artes de pesca tendría apertura, “quise recibirlo. Adquirí los conocimientos básicos; cuando me hicieron el examen obtuve el aprobado. Me dedico a hacer los chinchorros para la captura del camarón”.

Felipe Sánchez Martínez es su homólogo. “Llevó más de treinta años en este oficio. Nos causa admiración saber que todo lo elaborado por nosotros ayuda a lograr los planes de captura, tan valiosos para la entrada de divisas al país y el alimento del pueblo”.

La ayuda voluntaria de los pescadores en los días de descanso favorece a agilizar lo previsto. El joven Adrián Arias Martínez integra la tripulación de la nave plástica 53, encargada de entregar a la entidad especies de escama. “Se nos pidió el aporte voluntario y rápido nos presentamos. Vestiremos todas las nasas que se nos den”.

En la máquina picadora de acero se encontraba Enrique Carmenates Ramírez, motorista del ferrocemento 117. “Hacemos los cortes requeridos para componer las nasas; al barco debemos subir 300. Disculpe, dijo afectuoso, no debo alargar el diálogo con usted, el tiempo apremia”.

A un montón de nasas, unas encima de las otras, conformadas en sus estructuras aceradas, les será colocado las oscuras mallas plásticas. Habilidosamente Alejandro Núñez Márquez, el soldador, las arma a la velocidad de un soplo costero.

“No todas llevan las mismas distribuciones pues unas están destinadas para la captura de langosta, los pesqueros para atrapar a la “Reina del Caribe” y las que se colocan en distintos entornos marítimos donde hay gran cantidad de peces”, explicó.

La existencia de seis toneladas de acero y las restantes materias primas (entiéndase mallas plásticas e hilos de nylon de tres tipos en colores blanco y negro) garantizan ir sacando los pedidos que se hagan.

Onelio Castillo González, jefe del taller de artes de pesca en la santacruceña EPISUR, detalló al reportero las responsabilidades que tienen en las contribuciones a las naves langosteras, en cuanto a pesqueros elevables, nasas, bandas y cestos para viveros y tanques. “Reconstruimos y fabricamos chinchorros, también, a la flotilla camaronera”.

Al personal vinculado a la captura de especies de escama “como usted pudo observar, se le hacen las jaulas establecidas y se le restauran las redes. Los bolsos de 10 milímetros van a las manos de los hombres que capturan el pepino de mar. Al coger la materia prima en el fondo marino la depositan en el envoltorio, evitan de esa manera que se dañe el producto cuando hacen el ascenso a la superficie, suministrándolo enseguida a la nave recepcionadora”.

La eficiencia es el remate en cada deber individual o colectivo. Terminar bien cada encargo facilita lo que por décadas ha acontecido, garantizar desde ese ámbito el cumplimiento de los planes de captura fijados, esenciales fuentes de ingresos en el modelo económico cubano que deseamos establecer.