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¿Qué aplicaciones prácticas tiene en Cuba la Antropología biológica?

Definida como el estudio de los orígenes, diversidad y evolución de los grupos o poblaciones humanas, la denominada Antropología biológica ha expandido en las últimas décadas su campo de aplicaciones, dando lugar al surgimiento de disímiles ramas del saber muy conectadas entre sí.

Figuran, entre ellas, por ejemplo, la antropología genética, la biodemografía y la ecología humana, las cuales, además de imbricar los aspectos biológicos con los culturales, incorporan en su quehacer los cada vez más relevantes adelantos en la genética y la biología molecular.

En el caso particular de Cuba, si bien el Museo Antropológico Montané (acaba de cumplir 119 años de fundado), perteneciente a la Facultad de Biología de la Universidad de La Habana (UH), ha sido la institución insigne en las investigaciones sobre Antropología biológica desde 1962, durante las dos primeras décadas de la presente centuria, la mayoría de los proyectos emprendidos contaron con la participación y apoyo de diversas entidades nacionales y foráneas.

Aparecen en la relación la Academia de Ciencias de Cuba, los Institutos de Medicina Legal, Higiene, Epidemiología y Microbiología, Medicina Deportiva, el Instituto Superior de Ciencias Médicas Victoria de Girón, el Centro Nacional de Genética Médica, el Instituto Superior de Diseño y varios ministerios, además del valioso aporte de estudiantes de pregrado y posgrado de la UH.

Según precisó a Granma el doctor en Ciencias Armando Rangel Rivero, director del Museo Antropológico Montané y presidente de la Sociedad Cubana de Antropología Biológica, la colaboración con las instituciones mencionadas posibilitó emprender estudios de suma importancia social, vinculados con el crecimiento y desarrollo corporal de la niñez en nuestro país, variación de la grasa subcutánea en escolares de las regiones occidental y oriental, obesidad infantil, salud sexual y reproductiva, ciencias forenses, el rendimiento de atletas de primer nivel, mediciones antropométricas para el diseño de medios de transporte, uniformes escolares y envejecimiento de la población.

Dentro de los aportes específicos destacan la determinación de la antigüedad y el contenido de las dietas de poblaciones aborígenes pescadoras-recolectoras del Occidente y Centro de Cuba, mediante el empleo de isótopos y análisis de carbono 14, y la descripción de la variación del tamaño y la forma craneal de comunidades aborígenes.

La relación incluye, asimismo, la identificación en el sitio arqueológico Canímar Abajo, estudiado por el Museo desde 1965, la presencia del maíz en la dieta más temprano de lo estimado con anterioridad, y haber descubierto, a través del empleo de técnicas de biología molecular, incluido el análisis de ADN mitocondrial, que el cuerpo embalsamado depositado en el Museo Montané, en 1975, presenta genes característicos de las momias guanches de Islas Canarias.

Un acontecimiento importante para la Antropología biológica nacional fue la apertura, en 1983, del primer laboratorio de arqueometría en Cuba, conducido por el fallecido doctor en Ciencias Roberto Rodríguez Suárez. Allí se realizaron los primeros estudios de colágeno en restos óseos y en distintas piezas arqueológicas existentes en el país.

JOYA DE LA LITERATURA CIENTÍFICA

La literatura científica nacional acaba de cubrir un espacio imprescindible en el área de las ciencias biológicas, con la reciente publicación del libro Antropología biológica aplicada en Cuba, premio Editorial Universidad de La Habana 2021, en la categoría de Ciencias Naturales. La obra tiene como coordinadores a los doctores en Ciencias Armando Rangel Rivero y Vanessa Vázquez Sánchez, profesores del Museo Antropológico Montané

Presentada en la última edición de la Feria Internacional del Libro de La Habana, el texto de 257 páginas ofrece un detallado panorama de la historia de esa disciplina científica en la Mayor de las Antillas, figuras más descollantes, líneas de la investigación, tendencias actuales de esta ciencia en el país, junto a una pormenorizada descripción de los resultados alcanzados.

Escrito por un colectivo de 20 autores de diferentes instituciones del país con aportes relevantes, el libro pone de manifiesto los esfuerzos de los investigadores por analizar situaciones de amplio alcance social, en una redirección de la antropología al servicio de la casuística local y regional.

Como señalan en el prólogo las doctoras María Margarita Carmenate Moreno y María Dolores Marrodan Serrano, reconocidas autoridades internacionales en la temática,   la obra muestra las diferentes metodologías aplicadas para reconstruir las historias de vida de los grupos humanos, el papel de la Antropología en las ciencias forenses, la manera en que los cambios morfológicos y funcionales influyen en el rendimiento deportivo, y la variabilidad de la composición corporal a lo largo del ciclo de vida.

Todo ello, plantean las dos científicas, persigue el objetivo práctico de comprender las asociaciones de estos cambios con los estilos de vida, a fin de fundamentar las estrategias educativas para emplear en el ámbito de la alimentación y la práctica de actividad física, principalmente en niños y adolescentes.

Igualmente, se pone de relieve la sinergia con diferentes entidades ajenas al ámbito universitario y la aplicación de la Antropología biológica en la prevención epidemiológica y la promoción de salud.

Resalta también, en el texto, el tratamiento del proceso de envejecimiento desde una óptica biosocial y espacial, y el desarrollo de la antropología médica, que interpreta la salud de los diferentes grupos humanos en estrecho vínculo con los factores socioeconómicos y culturales que les son propios.

Para el doctor Rangel Rivero, el acelerado progreso de disciplinas como la inmunología y la bioquímica, la bioestadística, la bioinformática y la biodemografía, renovó el pensamiento científico y condujo al surgimiento de la nueva Antropología biológica, y la demostración fehaciente del origen común de todas las poblaciones, y que compartimos un patrimonio genético propio de la historia evolutiva.

El libro deviene obra de consulta obligada para investigadores, profesores, académicos y estudiantes de carreras afines a esa disciplina y rescata para las nuevas generaciones, el legado de Luis Montané Dardé, Manuel Rivero de la Calle, Antonio Julián Martínez Fuentes y otros prominentes nombres de esa disciplina científica en Cuba. (tomado de Granma)