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[:es]¿Morir es ilegal? La extraña historia de una ciudad noruega[:]

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La Habana, 30 mar .-No es broma: en Noruega existe una pequeña localidad donde está prohibido morirse.

 

Usted pensará que es un chiste porque la muerte es un proceso inevitable, pero en Longyearbyen el Gobierno implementó esa medida desde 1950.

Aunque parezca increíble, el estatuto tiene un sentido lógico para los habitantes. Las temperaturas en ese sitio son tan bajas que impiden la descomposición de los cadáveres y si alguien fallece por una enfermedad contagiosa, el virus puede expandirse.

Por tal motivo, si algún individuo se enferma de gravedad, es trasladado inmediatamente a otra parte del país para pasar sus últimos días.

En 1998 un equipo de investigadores noruego exhumó varios cuerpos de marineros y encontró en ellos muestras reales de la célebre gripe española de 1918, una pandemia que arrasó en aquel momento con Europa.

La población de Longyearbyen actualmente está compuesta por dos mil personas y el hielo ocupa el 60 por ciento de su superficie.

Según las autoridades, los residentes de esta ciudad ubicada en el archipiélago Svalbard están acostumbrados a lidiar con el acecho de los osos polares en asentamientos remotos, pero el peligro va más allá de la invasión de algún animal salvaje.

El profesor de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología Jan Christian Meyer advierte que en esta zona la luz del sol se ausenta durante cuatro meses al año.

En tiempos de invierno, las temperaturas llegan a los 409 grados bajo cero, mientras que en verano el termómetro no supera los 10.

Como está prohibida la muerte, en el extraño lugar tampoco existen edificios con la función de asilo o residencia para ancianos.

Sin embargo, la parca no es el único fenómeno que asusta a los habitantes de Longyearbyen. Tampoco las embarazadas pueden dar a luz en la región porque no hay hospitales.

Por tanto, unas semanas antes de la fecha prevista para el parto, las mujeres deben trasladarse a la península escandinava para recibir atención médica. Luego del nacimiento y con la nueva mamá recuperada totalmente, se puede regresar al extraño hogar.

Cuando el sol se pone cada año el 25 de octubre, los habitantes esperan con ansias su retorno a principios de marzo. Con motivo de la llegada del astro rey se celebra la festividad de Solfestuka.

Ese día, toda la ciudad se reúne en los escalones del antiguo hospital ya abandonado a las 12:15 de la mañana para el anhelado regreso de los rayos solares.

Ya usted sabe que no se trata de ningún chiste. En Longyearbyen, peculiar localidad noruega donde el sol se ausenta, la muerte no es posible, tiene prohibida la entrada, aunque lo más probable es que también se congele en el camino. (PL)

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