Mariposas, un regalo de la naturaleza repleto de colorido y de belleza

Preferidas por multitudes que suelen fascinarse por su delicadeza, colorido y belleza, las mariposas llegaron al mundo para adornarlo y no hay ser humano que se resista a la contemplación de su inquieto revoletear, para después posarse en la flor elegida y alimentarse de su néctar.

Pero curiosamente, esos singulares insectos, a través de la historia no solo han simbolizado la pureza, sino que su existencia ha estado marcada también por creencias y leyendas, de acuerdo con publicaciones digitales.

De ahí que por ejemplo los griegos las consideraran esencia del ser y frecuentemente representante de Psique, divinidad que personifica el alma.

En cambio, los mayas les creían protagonistas del bien, pues pensaban eran las almas de los guerreros caídos en combate, quienes retornaban para ayudar a su pueblo.

Mientras los aztecas las identificaban con las almas de las mujeres fallecidas en el parto, que regresaban con esa forma a la vida terrenal, bajo la misión de velar por las parturientas primerizas y orientar a sus bebés.

Y se dice que en América no faltaban quienes les hicieran peticiones amorosas, seguros de que el deseo sería concedido, entre otras cuestiones.

Pero sí es cierto que, mitos aparte, el mundo les dio una muy placentera bienvenida, y fue entonces más hermoso con su presencia y en Cuba, los lepidópteros constituyen el grupo más admirado por su belleza y capacidad de adaptación, entre los siete mil 493 especies de insectos que habitan la isla.

Publicaciones virtuales del periódico Adelante refieren que en la mayor de las Antillas viven unas 200 especies de mariposas, de las cuales 18 son endémicas, y añade que en el planeta habitan más de 100 mil variedades.

Entre las más llamativas del orbe descuellan la llamada mariposa cristal, por permitir ver a través de sus alas y la Gonepteryx rhamn, la cual se dice resulta la más longeva, al poder vivir 10 meses como media y es casi indetectable para sus depredadores, por su similitud con una hoja completamente camuflada.

Otras de sus curiosidades apuntan al apareamiento, coinciden páginas digitales, las cuales afirman suelen elegir a su presa, y llaman su atención lanzándole una especie de polvos para poder aparearse y esa estrategia los científicos la denominaron “Polvo del amor”.

Resulta una verdadera pena que esos diminutos insectos tengan tantos depredadores, entre ellos, las avispas, las hormigas, los pájaros, las serpientes, los sapos, las ratas, los lagartos, las libélulas y los monos.

Y como si fuera poco, su vida se reduce a unas dos a cuatro semanas, factores que le restan posibilidad de prolongar su “coqueto” revoletear y perpetuar su deslumbrante y refinada belleza, para desbordar el espíritu hasta del más insensible de los humanos.

(Tomado de Adelante digital)