Mariposas en el estómago, más que una metáfora
Habana, 16 sep.- “Hoy hablé con las mariposas que viven en mi estómago, les pedí que revolotearan más despacio y disfrutaran de su existencia. Que tienen que parar porque se pueden cansar… No tuve el coraje para decirles, que éste amor se muere, y que ellas… pronto desaparecerán”. Así escribía la pintora mexicana Frida Kahlo a propósito de su intenso y polémico amor con el también pintor Diego Rivera.
Pero la metáfora de mariposas en el estómago no es exclusiva de ella ni mucho menos. Se pierde en el tiempo su uso para referirse a esa singular sensación que acompaña a la emoción del amor.
En verdad, no resulta descabellada; describe bastante gráficamente y con cierto apego a la verdad esa serie de reacciones que se desencadenan en el cuerpo ante determinadas emociones, en las que están incluidas también el miedo y la ansiedad. Incluso, estudios a través de resonancias magnéticas han detectado que las sustancias generadas durante el enamoramiento son las mismas que durante el miedo.
Los culpables de ese aleteo en el estómago son los neurotransmisores, en particular la adrenalina, cuya influencia en el sistema digestivo desencadena un incremento del peristaltismo, el movimiento estomacal generado, entre otros, por la digestión.
Está comprobado que los procesos fisiológicos están intrínsecamente ligados a nuestras experiencias emocionales. Y ese aletear de mariposas es una evidencia bien tangible de esa estrecha conexión.
Tan enlazadas permanecen las emociones y las respuestas físicas, que hay quien también dejó testimonio de ese vínculo, llegado a extremos, en la red social X.