Los ojos del mundo en Argentina, comienza la cumbre del G20

Buenos Aires, 30 nov .-Las calles de Buenos Aires amanecen desoladas por la presencia de las principales cabezas de las grandes potencias del mundo que participarán desde hoy en otra cumbre del G20, la número 13, con varias tensiones de fondo.

En una Argentina que recibe por primera vez un evento de esta magnitud en medio de una profunda turbulencia económica y una gran efervescencia social, los líderes políticos más importantes del planeta se aprestan a dar un acalorado debate con cinco temas fundamentales, pero con otros que se colarán indiscutiblemente en la agenda, como las guerras comerciales.
Para varios, como el presidente del gobierno español Pedro Sánchez, -en calidad de invitado-, o el mandatario francés Emmanuel Macron, será su primer G20, para otros una cumbre más, con varios debates apremiantes que resolver y en los que poco se avanza, como el futuro del trabajo o los efectos del cambio climático.

El futuro del trabajo, la infraestructura para el desarrollo, un futuro alimentario sostenible y el tema de género son varios de los asuntos propuestos para abordar en este foro.

Pero sin dudas los ojos se posarán también en un problema que golpea a varias naciones, la migración, y en varios conflictos del que forman parte los propios protagonistas del G20, unos recientes y otros de larga data.

Y mientras las 20 potencias del planeta ‒19 países y la Unión Europea‒, que concentran 85 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), dialoguen en un amurallado centro de convenciones Costa Salguero, en el barrio de Retiro, rodeados de tres anillos de seguridad y custodiados hasta los dientes por tierra, mar y aire, en Buenos Aires parece que no vive nadie.

La víspera una imagen era poco usual, el de poderse tomar un jueves al mediodía una instantánea en medio de la céntrica avenida Corrientes con el Obelisco de fondo, pues desde ese lugar y hasta el llamado bajo Alem, casi llegando a Puerto Madero, todo esta cerrado. También a algunos curiosos le llamaban la atención los fornidos hombres de trajes negros que custodiaban la estación del metro del Obelisco, hoy cerrado totalmente.

Este viernes será más visible el efecto de la cumbre en la agitada Buenos Aires. No habrá ningún tipo de transporte funcionado hasta el domingo, incluso el áereo y el naval, y los que viven cerca de los lugares donde se alojan algunos presidentes o a Costa Salguero, para andar a pie tendrán que mostrar su pase especial.

Unos, enajenados, prefieren hablar aún del partido Boca-River por la final de la Copa Libertadores, que finalmente se jugará en España, otros miran atónitos el gran despliegue de seguridad y se muestran impresionados porque en sus años de vida nunca habían visto cosa igual.

Es impresionante, parece que estamos en estado de sitio, comentó a Prensa Latina una transeúnte que caminaba ayer por la desolada Corrientes y la intercepción de calle Florida, una de las de mayor movimiento.

Según el programa, al filo del mediodía -después que el presidente anfitrión Mauricio Macri reciba a varios dignatarios de manera bilateral, entre ellos al norteamericano Donald Trump-, echará a andar la cita, primero con un retiro a puertas cerradas. Luego llegará la ya tradicional foto oficial y Macri inaugurará la plenaria, que sesionará a puertas cerradas.

Tras las discusiones, marcadas bajo las consignas ‘Poniendo a las personas en primer lugar y ‘Construyendo consenso’, finalizará en la tarde la primera jornada y luego los líderes presenciarán un evento cultural en el Teatro Colón. Allí será la cena oficial.

Durante los dos días de debates a puertas cerradas los 38 jefes de delegación trabajarán para construir consensos a partir de los acuerdos logrados en las más de 80 reuniones preparatorias que se realizaron durante todo este año. El objetivo será alcanzar un documento final con foco en el desarrollo equitativo y sostenible.

Macri, quien busca afianzar el apoyo de estos líderes en un momento complejo para el país, tendrá de forma paralela más de 15 encuentros bilaterales y mañana dará el discurso final y pasará el mando a su par de Japón, Shinzo Abe.