Inaugura Evo Morales II Encuentro de Movimientos Populares en Santa Cruz, Bolivia

“Esta es una experiencia inigualable…”, “sabía que sería lindo, grande, pero nunca pensé algo así…”, “me sorprendió el colorido, la diversidad, la profundidad de los planteamientos…”, “es un momento histórico, la voz del pueblo, sus luchas, y ahora con el apoyo del Papa, tendremos sin dudas un camino por recorrer pero mejor acompañados…”; estas fueron algunas expresiones de asistentes al cierre de la apertura oficial y primera jornada del II Encuentro de Movimientos Populares que contó con la presencia de Evo Morales, presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, y que tiene lugar en Santa Cruz, Bolivia del 7 al 9 de julio.

Desde la primera jornada, comienzan a aportarse sentidos y contenidos a los 10 puntos que conformarán el documento final del encuentro, que (luego de los debates en mesas de trabajo y en plenario) se entregará al Papa Francisco el día 9 de julio como expresión y demanda de los movimientos sociales y populares de todo el planeta.

El Cardenal Peter Turkson, Presidente del Consejo Pontificio de Justicia y Paz, y designado por el Papa para acompañar el Encuentro dijo que “individuos, familias, comunidades enteras viven precariamente, generalmente bajo un gran sufrimiento en los márgenes de la sociedad; y no son solamente los llamados “pobres” o subdesarrollados. Lamentablemente la mayoría de los países parecen estar infectados con la cultura del descarte, experimentando un crecimiento de población marginada y rechazada en especial entre los jóvenes y ancianos”, enfatizó.

Ante esta situación que no es privativa del mal llamado “Tercer Mundo” ni del “Sur”, pues es un mal global y ningún país escapa a ello, los pobres se organizan contra la exclusión social que sufren día a día. La desigualdad y la degradación han generado organización para luchar por el acceso a la tierra, el techo y el trabajo que el mercado y su mano negra, ni los Estados resuelven.

En tal sentido, y admitiendo este nivel de organización, el Cardenal Turkson reconoció que tanto “la iglesia, como la sociedad debemos aprender a incluir a los excluidos; esto significa llegar hasta aquellos que se encuentran en la periferia, y así recibir a los marginados como miembros absolutos de nuestras comunidades, economía y sociedades; pero lo que resulta esencial es escuchar principalmente con humildad, no sólo los sufrimientos sino las expectativas, experiencias y propuestas que tienen los mismos marginados. Ellos deben ser los protagonistas de sus propias vidas y no solamente lo receptores pasivos de la caridad o planes de otros. Tienen que ser los protagonistas de los cambios económicos, sociales, culturales y otros que resultan imprescindibles”.

Es por ello que este II Encuentro de Movimientos Populares y la presencia del Papa Francisco cobra un gran significado por el contexto global que se vive y porque se han unido dos grandes intereses a partir de la identificación de puntos comunes: los pueblos y la iglesia.

Juan Grabois, de la Confederación de la Economía Popular de Argentina e integrante del Comité Organizador del Encuentro, precisaba que “…desde las organizaciones populares estamos muy contentos de que él (el Papa) reconozca la importancia de las organizaciones que surgen desde la base, desde las organizaciones comunitarias, los campesinos, los pueblos originarios, los trabajadores en total, pero sobre todo los más precarizados… y puedan, de alguna manera, encontrar eco y resonancia para que se dé prioridad a sus reivindicaciones, para que se les dé el protagonismo que se me merecen, en el marco de un proceso de cambio que resuelva no sólo los problemas puntuales de TIERRA, TECHO Y TRABAJO, (que son la esencia de este encuentro), si no que propongan alternativas humanas, comunitarias y solidarias, a la globalización capitalista excluyente, que hoy está destruyendo generaciones enteras de hermanos y hermanas y está de alguna manera destruyendo a nuestra Madre Tierra”, concluyó.

El Cardenal Turkson destacó que este segundo Encuentro Mundial de Movimientos Populares “promete ser un gran diálogo que perpetuará en el tiempo la comunicación: la cooperación y la coordinación entre los mismos movimientos de base y entre éstos y la iglesia en todos sus niveles”.

Y así lo enfatizó Evo Morales al inaugurar el Encuentro quien subrayó la responsabilidad del trabajo que los Movimientos Populares de todo el mundo: “Francisco es el primer Papa que nos escucha! Tenemos una gran responsabilidad aquí”.

Evo comentó detalles de la lucha de Bolivia contra el Fondo Monetario Internacional y cómo el país dispone ahora de mejor economía y condiciones para impulsar proyectos te diversos tipos, con resultados palpables; y fue muy enfático al final: “si queremos cambiar el mundo primero tenemos que cambiar nosotros”.

El encuentro prosigue hoy con debates profundos respecto a los temas de Techo y Trabajo, y la búsqueda de consenso para los contenidos del documento final de 10 puntos que se presentarán mañana en la tarde al Papa Francisco cuando se reúna, junto a Evo Morales, con los participantes en este II Encuentro Mundial de Movimientos Populares.

Joao Pedro Stedile

Estoy muy feliz de estar aquí platicando con ustedes y con el pueblo de Bolivia. Les digo que estamos llegando desde Brasil unos 250 delegados de todos los movimientos populares de los tres sectores sociales que son el tema de fondo del encuentro: los que luchan por la tierra, por el trabajo y por una vivienda digna.

Les damos las gracias por toda la bienvenida y acogida y el cariño que es característico del pueblo boliviano.

Estamos felices de participar en este encuentro con el Papa Francisco que de cierta forma es la continuidad de lo que ya hicimos en menor grado el año pasado, en octubre, en el Vaticano, cuando el Papa nos invitó y allá estuvimos como 150 delegados de todo el mundo. Estamos muy felices de compartir otro momento con nosotros y con el Papa.

Estamos felices porque en estos momentos de crisis la humanidad carece de nuevas ideas y nuevos líderes, y el Papa Francisco se ha transformado en un líder mundial, porque sus ideas y su coraje ha planteado todos los días un testimonio de los cambios que necesitamos en el mundo y en nuestros países. Y ha dado un ejemplo concreto con su vida, no es sólo discurso con los cambios que está impulsando dentro de la iglesia.

Por ello, nosotros que militamos en los movimientos populares, reconocemos en su testimonio a un compañero. El Papa Francisco ya no es sólo un líder de la iglesia católica, ni siquiera sólo de los cristianos, sino que se ha transformado en un líder de quienes quieren una sociedad más justa e igualitaria.

También creo que es importante señalar que a este encuentro vendrán compañeras y compañeros de varias creencias y el Papa no nunca nos preguntó que religión teníamos, porque él sabe que todos somos iguales ante los ojos de Dios. No importa qué cultura tenemos por parte de nuestros ancestros, ni lo que cultivamos, lo más importante es, considerarnos todos los seres humanos iguales y con los mismos derechos, para tener las mismas oportunidades.

Por tanto creemos que este encuentro en Santa Cruz será histórico, y será un paso más para esa gran alianza de los pueblos para que podamos impulsar los cambios urgentes que la humanidad necesita. Y para eso él también nos ha dado una palabra de aliento, que sólo hay un camino y es si los mismos pueblos sean los protagonistas. La gente tiene que organizarse para luchar y resolver los problemas.

Como decimos en Brasil, “quien no se organiza, Dios no le ayuda”. Entonces tratemos de organizarnos para luchar y garantizar la bendición del Papa Francisco y de Dios.

Cardenal Peter Turkson

Individuos, familias, comunidades enteras viven precariamente, generalmente bajo un gran sufrimiento en los márgenes de la sociedad; y no son solamente los llamados “pobres” o subdesarrollados. Lamentablemente la mayoría de los países parecen estar infectados con la cultura del descarte, experimentando un crecimiento de población marginada y rechazada en especial entre los jóvenes y ancianos.

Frente a los desafíos que nos presentan la globalización y la indiferencia, se convoca tanto a la iglesia como al mundo entero a escuchar el clamor de justicia y responder a este llamado con todas nuestras fuerzas.

En el Evangeliun Glandun y en Laudato sí, se reconoce el grito de los pobres y de la tierra. No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis social-ambiental. La líneas para la solución, requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para resolver la dignidad a los excluidos y, simultáneamente para cuidar la naturaleza.

La iglesia, como la sociedad debemos aprender a incluir a los excluidos; esto significa llegar hasta aquellos que se encuentran en la periferia y así recibir a los marginados como miembros absolutos de nuestras comunidades, economía y sociedades; pero lo que resulta esencial es escuchar principalmente con humildad, no sólo os sufrimientos sino las expectativas, experiencias y propuestas que tienen los mismos marginados. Ellos deben ser los protagonistas de sus propias vidas y no solamente lo receptores pasivos de la caridad o planes de otros. Tienen que ser los protagonistas de los cambios económicos, sociales, culturales y otros que resultan imprescindibles.

Para ello se organizan en movimientos y agrupaciones populares y representantes de estas organizaciones a lo largo del mundo se estarán reuniendo en este evento en los próximos tres días para discutir cinco temas claves: los recientes desafíos entorno a la vivienda, el trabajo, la tierra, la violencia y el ambiente.

La iglesia pretende tomar las necesidades y aspiraciones de los movimientos populares como propias y así unirse con aquellos que desde diferentes iniciativas estás esforzándose por generar los cambios necesarios para lograr un mundo más justo.

Paralelamente, diversas organizaciones populares sienten un gran deseo de reunirse con la iglesia y sumarse en la búsqueda de cambios profundos a nivel local, regional y global.

Este II Encuentro de Movimientos Sociales y Populares promete ser un gran diálogo que perpetuará en el tiempo la comunicación, cooperación y la coordinación entre los mismos movimientos de base y entre estos y la iglesia a todos los niveles.