Al sur

Fidel: guía multiplicado en millones

Santa Ifigenia. Una inmensa piedra, un monolito, una tarja, cinco letras.

Ya no es un lema, eres más que un nombre, un símbolo. De aquí, de allá, amigos, enemigos. Te buscan o te nombran. Una fila larga, nutrida o espaciada, siempre, no estás solo, no estarás solo.

Y la brisa fría bate jardines, jarrones, flores, y las parejas se postran, juran fidelidad, estudiantes, turistas, obreros, campesinos, jóvenes, ancianos, extranjeros, todos llegan, todos quedan.

Todos piden, todos quieren, todos claman.

Y partes con ellos, los bendices, aconsejas, abrasas, felicitas, exclamas, impulsas, enseñas, compartes.

Te multiplicas.

Ya no eres uno, o varios, eres todos. De aquí, de allá, y estás en el surco, en el aula, en las tribunas, en los cañaverales, en las nuevas ideas. No una, o varias, Todas.

Ya no eres uno, o varios, eres todos. De aquí, de allá, y estás en el indio irredento de Bolivia, en el obrero del Chile que despierta, en la juventud que se levanta, en Ecuador, en Colombia, en la Amazonia, en la defensa de la hermana Venezuela. Luchas, atacas, conspiras, triunfas.

Sagrado manantial, o fuente inagotable, beber del ejemplo, de la sabiduría, el valor, la intransigencia. De la reciedumbre al tierno abrazo. De la mirada enérgica a la sonrisa franca.

Ya no es un lema, eres más que un nombre, un símbolo. De aquí, de allá, amigos, enemigos. Te buscan o te nombran. Una fila larga, nutrida o espaciada, siempre, no estás solo, no estarás solo.

Santa Ifigenia. Una inmensa piedra, un monolito, una tarja, cinco letras. Tu nombre: Fidel.

(autor: Hugo Betancourt Mayoral )(fotos tomadas de internet)