[:es]Fidel Castro, un paradigma de humanismo e internacionalismo[:]
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Una emotiva velada cargada de lo más esencial en la figura del Comandante: patriotismo, base de su pensamiento y respetada lucha, que, a consideración de los presentes, le convirtió en una de las figuras más respetadas universalmente por los grandes logros alcanzados al frente de su país y en otras latitudes, como África.
Para el diplomático, a pesar de la distancia geográfica, Etiopía y Cuba están unidos por sentimientos de hermandad, con una historia común de lucha por su soberanía y fuertes vínculos basados en el respeto mutuo así como en coincidencias notables en la arena internacional.
Las relaciones que entrelazaron ambas naciones llevó a la isla caribeña a apostar la vida de más de 160 de sus hijos en la guerra contra la invasión de Somalia, y entregó a más de cinco mil etíopes la luz del conocimiento con miras a que construyeran una patria, su patria, mejor, detalló.
Cuando Fidel murió no estábamos en la mayor de las Antillas; vivir su pérdida física en la distancia tuvo tristeza añadida para ese momento de nuestras vidas, pero ver cómo muchos ciudadanos de aquí le recordaban con tanto agradecimiento y sentían el mismo dolor profundo, fue una confirmación de la labor digna de ese hombre incomparable, agregó.
Físicamente puede que ya no esté, pero sus ideas y el valor insostenible de la batalla que libró permanecerán en los camino de este planeta por siempre: ello le hizo inmortal, eterno, omnipresente, refirió el jefe de la brigada médica cubana en Etiopía, Dr. Enrique Solano.
Entre fragmentos de discursos memorables de Fidel, con las notas del piano del cubanísimo Frank Fernández de fondo y las imágenes del documental que a su memoria dedicara Roberto Chile, resonó en Addis Abeba una vez más el llamado de combate hecho por el líder revolucionario cuando dijo el 28 de enero de 1990 que ‘trincheras de ideas, valen más que trincheras de piedras’.
‘Quienes ahora vienen a cumplir su misión a estas tierras, lo harán bajo el legado de esa figura que inspira a nuestras vanguardias y es un guía para aquellos que desean conquistar para su patria la libertad, justicia, dignidad y bienestar’, puntualizó Solano.
Con el arribo de estos profesionales, crece a 31 los trabajadores cubanos que prestan servicios sanitarios en este país, aunque eventualmente esa cifra crecerá hasta los 47.
No sólo en Addis Abeba llevan a cabo su labor, también lo hacen en otras zonas más remotas, como Jimma, en la apartada Oromia.
Sorpresa mayor sería escuchar a un etíope de a pie hablar sobre lo que para este territorio representó Fidel. En el camino de regreso a casa, después de aquella ceremonia en la embajada, un hombre que no pasaba los 40 años se acercó y preguntó: ¿De dónde son?.
Al confirmar el lugar de origen, el joven, dijo: ‘Mi madre ama a Fidel; gracias a él se graduó de ingeniera civil en La Habana; ella conserva sobre un mueble en su cuarto una foto que le tomaran cuando visitó Etiopía, hace más de 40 años. Muchas cosas han cambiado dentro de nuestro hogar desde entonces, pero la imagen de Fidel en su lugar más íntimo y preciado, permanece en el mismo sitio y dice, así será hasta su muerte’.
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