Estreno: Con “El potaje” de Cimafunk ganamos todos (+ Video)

Cuando el sabio Don Fernando Ortiz dejó establecido para la eternidad el concepto de que la esencia de la cultura cubana consiste en la conformación del consabido “ajiaco”, puso de manifiesto la indetenible voluntad integradora entre los múltiples componentes artísticos y sociales que se suceden en el transcurrir de cada época. Así ha sido a través del paso de las diferentes generaciones, incluso en estos momentos, cuando el revelador intérprete Cimafunk hace referencia a dicho fenómeno en El potaje, su más reciente creación musical.

En saludo a la recién celebrada Jornada por la Cultura Cubana, el Ministerio de Cultura, conjuntamente con otras instituciones afines, propuso el lanzamiento del sugerente video clip de esta canción a cargo del joven realizador Daniel Arévalo. Quizá el acento decisivo que contribuye a las excelencias del mencionado audiovisual, radica en la ajustada correlación entre los planteamientos del texto de la canción con el equilibrado tratamiento de las imágenes procesadas por el equipo de Arévalo.

Cuando en la descarga del autor de la pieza se hace respetuosa mención a íconos del patrimonio musical, se les identifica como la vieja escuela, pero estos no son presentados como estatuas marcadas por la pátina del tiempo, sino como un complemento de alto valor artístico imprescindible al aliento juvenil de nuestros días.

Otro tanto ocurre con el enfoque de un texto matizado por el alegre espíritu de la música bailable en una fiesta, pero sin necesidad alguna de ser chabacana para alcanzar cuestionada popularidad. Por lo tanto, estamos ante un animado video clip que, por medio del talento de la sencillez, es concebido con la mayor elegancia posible para convertirse en un producto cultural de agradable factura. Aquí la tradición armoniza coherentemente desde la modernidad emplazada en un funky que, tras previo paso por el filtro de nuestra identidad, nos permite degustar la criolla sazón de Cimafunk impregnada al sabroso tumba’o del bailable.

De sorpresa en sorpresa, la prestigiosa Orquesta Aragón es presentada en inusuales perspectivas sin que implique el abandono del sello que la identifica, del mismo modo que la estelar Omara, Portuondo nos muestra una vez más su maestría para desempeñarse profesionalmente al estilo que le pidan, sobre todo en el inusitado momento del diálogo con la Aragón.

El propio Cimafunk hace uso del estribillo de “la vieja escuela con los chamas coordinados”, para dar paso a la improvisación del Tresero Mayor, el elogiado Pancho Amat, y es entonces cuando se arma “la potajera”. Esta refleja la intención del creador de que con su juvenil agrupación y los músicos invitados puedan arribar a una revitalizada apropiación del ajiaco de Ortiz al cantarnos: “… ¿si no sabes de dónde tú vienes, pa’ donde tú vas? Si te dicen que esto es nuevo, eso es mentira. Echa para acá, que hace rato aquí ya todo está inventado”.

A la vez, la cita en el piano de los conocidos acordes iniciales del Oye cómo va, de Tito Puentes, pieza popularizada posteriormente por Carlos Santana, nos lleva de la mano al virtuosismo del maestro Chucho Valdés.

Y como honroso colofón, mientras los bailadores abordan un camión en la esquina del barrio para ir a otra fiesta, jóvenes pintores asumen los toques finales de un gran mural donde encontramos los rostros de Benny Moré y Elena Burke al lado de la imagen escogida para la ocasión del venerado Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes. En resumen, coincidamos con Rafael Lay –el director de la Orquesta Aragón– en que, con propuestas como El potaje, ganamos todos.

Vea El potaje de Cimafunk

(Cubadebate, tomado de Granma)